Revista Conexos

Una revista de arte y literatura, sin fronteras generacionales ni geográficas

Tres poemas de Juan Carlos Valls

JUAN CARLOS VALLS

 
A menudo será bueno recordar
 
a menudo será bueno recordar por qué escogíamos
   una u otra cosa en la juventud
cómo envidiábamos el final de ciertas películas
en las que sin querer éramos el personaje oscuro
o una muralla entre las dos maneras de comprender la
   vida
 
a menudo seremos la mueca vengativa del demonio
testigos únicos de la frivolidad con que mi madre
   asciende este escalón
para luego lanzarme al precipicio
esta manera grave que algunos nombran corrupción
   moral
y que yo siento ahora como la voluntad de que seamos
fosforescencia y miedo al mismo tiempo
estrategia del hijo
para que comparezcan frente a él
los muñecos silentes que le hicieron mentir
   desde el principio
 
ah jóvenes de vidrio
esta es la contraseña para que los amigos no nos
   cierren la puerta
si queremos llegar a la extraña fortuna de que se dé
   una fiesta en nuestro nombre
la canción en la que Feliciano quería que borráramos
la fiebre y el veneno en una copa rota
 
yo soy acuario y juro
pero el obsequio de tener veinticinco años
   se aviene a mí
como se avino la traición de Humberto
o la tranquilidad con que Leonel nos cuenta sus paisajes
   terribles
 
ah jóvenes furiosos
son ustedes las puertas de mi contradicción
muchachas interiores embellecidas con la femineidad
   de las carrozas públicas
a la manera del soñador que sabe lo bueno que sería
recordar por qué escogíamos una u otra cosa en la
   juventud
o por qué nos alegra saber que los amigos
en el menor descuido nos envidian.
 
 
 
Poema sobre la libertad o sobre
el modo de hallar una razón para que la familia te construya
un globo de cristal

 

este es el aullido por el susurrado
candor de los muertos

A. G.

 
a veces la familia puede olvidar tu nombre
y preferir aquél inscrito en el listado de los héroes
mi primo fue a la guerra
mientras yo me quedaba repitiendo el oficio
el importante oficio que a veces se confunde
con pasatiempos débiles
a veces la familia puede ser una caja de sorpresa
y tú tienes que repetir el juego para que no te excluyan
para que te coloquen en un lugar apenas relevante
para siempre al alcance de las adulaciones
con que sobrellevar la mísera nostalgia
del pariente que supo escoger la jugada estratégica
mientras tú apenas escribías poemas sobre la libertad
y sobre el modo de hallar en tu país
una razón para que la familia te construya un globo
   de cristal
mi primo fue a la guerra y ahora ha regresado
con la contemplación de los que me decían:
la guerra es un pretexto para que erijas un castillo
   de vanidad
y poseas a los hombres para siempre
de lo contario no esperes a la vuelta
la confabulación de la familia
a veces no entendemos por qué interesa tanto
un viaje al otro extremo del mundo
mi primo ha regresado y más que sus medallas
muestra la soledad que dejan los fuegos de artificio
la ligereza con que se conmueve
al encuentro de un familiar supuestamente inolvidable
aquí nadie puede asegurar los que no vinieron
se quedaron a gusto  si hubo alternativas
o si fue la familia quien colgó su retrato
para que no escapara la fe de sus memorias.
 
 
 
Las bestias han bebido
 
las bestias han bebido  embriagan a la presa
y la obligan a un rito alucinante
una congregación donde vuelan cabezas
y se disuelve el rastro de los monos que huyeron
mis padres inventaron un caos
para poder vivir lejos uno del otro
y ahora se avergüenzan
cuando ven que vivir era un pequeño asunto
el bufón se distrae  yo tengo dos hermanos
como decir yo tengo dos costumbres
dos sentencias a muerte
las bestias son el punto de partida
la antigüedad está sentada en el banquillo ámbar
donde estuvo una vez
este mismo animal que ahora nos acosa
pero sin la demencia que lo ha hecho pastar lejos de su rebaño
las bestias son mi debilidad
yo las castigo y las hago gritar hasta desaforarse
pierden toda cordura y he ahí que comienza
la transfiguración de este hombre común
en el gran paquidermo que devora al púlpito obediente
que se alce esta bestia y se deje caer
que se disuelva en las bocas retorcidas
de los que vociferan
la legitimidad de un reino celestial en nuestro pobre reino
un movimiento apenas y la bestia resbala
se estrellará contra las mismas bestias
que absortas en su gozo
no han percibido aún la gota de saliva.
 
 
Estos poemas pertenecen a los cuadernos Los animales del corazón (1994) y De cómo en la estación de un pueblo el pretexto del viaje son las bestias (1991).
 

Juan Carlos Valls (Foto de Ernesto G.)

Juan Carlos Valls
(Foto de Ernesto G.)

Juan Carlos Valls (Güines, La Habana, 1965). Premio David (Cuba, 1991); Premio Pinos Nuevos (Cuba, 1994); Premio ORIPPO (España, 1995), entre otros. Ha publicado De cómo en la estación de un pueblo el pretexto del viaje son las bestias (1991), Los animales del corazón (1994), Los días de la pérdida (1995), Conversaciones con la gloria (1995), Yerbas en el búcaro rojo (1996), La soberanía del deseo (2000), La ventana doméstica (2008) y la compilación Los días de la pérdida y La soberanía del deseo (Editorial Silueta, 2013).

 

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Esta entrada fue publicada el 23/05/2015 por en Poesía.