Revista Conexos

Una revista de arte y literatura, sin fronteras generacionales ni geográficas

Todo lobby gay es poco y otros poemas

GLEYVIS CORO MONTANET

Todo lobby gay es poco

¿Si en plena etapa de cambio,

en una zona denominada franca,

y en un país más que menos receptivo,

sufren todavía el desprecio

de unos ojos adversos

a una cogida de manos

entre las dos,

qué será de las chicas parecidas

en aquellos países estáticos,

dados a la momificación de las normas?

Si todavía aquí,

en la dócil contemporaneidad,

sin que se les martirice,

y/o torture, se les mira, a veces,

de un modo que no es el modo,

luego de que se les azotara

con piedras y picanas,

y recursos leguleyos,

y miradas incómodas,

-en ese orden descendente,

e inextinguible-,

durante siglos,

hasta llegar apenas

a una pálida asimilación

-denominada tolerancia-,

en las postrimerías universales

denominadas nuestro tiempo,

en una época coincidente

con el ocaso

de la regencia yanqui,

-que es a la vez el comienzo

de otra regencia universal:

¿la china?, que por lo visto

tampoco favorecerá estos vínculos-;

¿qué será entonces de las chicas

así, como nosotras,

de ahora y de mañana,

en esos tórridos países?

¿Y qué será de nosotras,

todavía hoy y aún mañana,

si ahora mismo no sentimos

su malestar igual que ellas?

 

Tanta mujer, que ya no hay dedos

 

Tanta mujer

de esa manera

en cualquier parte,

comida por el quejido

interior aquel,

que es un valor de uso.

Tanta mujer hervida

en el caldo mismo,

sabor canela,

de su reverberancia.

Pendiente de cada gesto

y de cada comportamiento a la caza.

(Al punto de que no escapa ni una.

Porque no estamos para pérdidas

mayores que las justas).

Tanta mujer picada

por el impulso grave

de posar la boca hirviendo

sobre el temblor de un sexo

igual al suyo.

Y así pasar la noche tierna.

Y la mañana y las tardes siguientes

a esa noche.

Y saborearlo.

Y dilatarlo hasta que se pueda.

Y adulterarlo con agua

o miel para que dure.

Tanta mujer, que ya no hay dedos.

Tanta mujer así,

desde hace tanto.

 

Un otro Getsemaní

 

A Norma Téllez, que me abrazó

y a Teresa Pérez, que lloró

mientras el tribunal sexual me condenaba.

 

Con lo diverso que era

el repertorio sexual

de mis vecinos y colegas,

con la de formas amorfas,

groseras y hasta penosas

con que unos y otros

se mezclaban, perforándose…

con la de coito sádico

y provisional y adúltero,

con la de nulo empate,

que había tenido lugar

hasta esa cruda fecha

del año dos cero cero nueve…

y que me prohibieran amar

y ser amada, escrupulosamente,

por una chica emblemática.

A ver, partida de genízaros,

¿cuánta llovizna de sexo miserable

no había caído ya

sobre todos ustedes?

Sé que el ancho, pero estrecho

territorio nacional

corregirá, sin prisas,

lo que nos hicieron.

Pero, caramba, compatriotas,

hijos y nietos de compatriotas,

vecinos y colegas

de mis antepasados,

parientes míos:

¿por qué me dejaron sola

con tanto que perdonarles?

***

Gleyvis Coro Montanet. (Pinar del Río, 1974). Tiene publicado los textos: Con los pies en las nubes (Gran Premio Vitral de Narrativa, Ediciones Vitral, 1998), Cantares de Novo-hem (1999), Escribir en la piedra (Premio Alcorta de Poesía, 2000), Poemas Briosos (2003), Aguardando al guardabosque (2006), Jaulas (2009) y Mujer de letras/Woman of letters: The Spanish text and facing English translations of the poems of Gleyvis Coro Montanet (2010). Ha publicado la novella La burbuja (Premio de novela “Cirilo Villaverde”, 2006, Premio Anual de La Crítica Literaria 2007, y Tercer Premio en Concurso Interamericano de narrativa, Fundación AVON para la mujer, 2007). Textos suyos aparecen en publicaciones periódicas y varias antologías.

 

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Esta entrada fue publicada el 06/10/2012 por en Poesía.
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