Lo peor es lo estentóreo del silencio, esas voces internas que no cesan de repetir mi nombre. Algunos dicen el apodo artístico que me inventé, eso me gusta.
Va llegando mucha gente, ya están allí Vanessa y La Roja, ellas no necesitan del Techno music para contonearse como remolinos, que manera de mover el cuerpo esas niñas.
En esa Valla ha salido la foto mía junto al Talent, esa barba me da un toque interesante, un músico que se respete tiene que tener una buena barba como esa. Me hubiese gustado que también estuviese Henry, hemos batallado juntos todo este tiempo. Ese mulato dice que me agradece todo lo que le enseñé, que admira la parte melódica de mi música, pero eso es muela, porque ese negro es muy bueno y sabe más de lo que le he enseñado.
Yo no sé si es el humo que puede verse a través de la luz, pero en mi cabeza están pasando rápidas secuencias que me alteran, ahora se hacen más atractivas, como viejas memorias… ¿será un estímulo para el concierto de esta noche? …escucho con tanta claridad aquel teclado de ese pianista que mi madre colocaba en su viejo tocadiscos. Alguien dijo que la música era un sucedáneo de la oración, un lenguaje directo al cielo…debe ser cierto, porque esas noches de mi infancia no me quedaba tranquilo hasta oír esas melodías, era como una droga dura que me prodigaba un placentero sueño, como si entrara por el oído hasta la sangre.
Parece que exageré con las botellas de Red Bull, en el concierto de La Tropical; Henry y el Talent me dejaron la caja para mí solo… ¿será por eso que tengo esta rara energía que me tiene medio en nota?
Me vienen memorias dispersas como un collage, y hasta la voz de mi madre entonando una canción de cuna, y siento que subo la loma de Luyanó con mi padre a toda velocidad, en una bicicleta china. Nos reímos del peligro en una bajada que toma para hacerme reír, y me gusta recordar…y ahora ese escenario está repleto, y no entiendo como escucho la voz de mi madre, si ella no está allí…no es solo la voz, también es su olor, y la veo en incómoda espera sobre el sofá, mientras yo produzco música para reguetoneros y cantantes urbanos improvisados, y a ella no le agradan esas tonadas y se burla de algunas con fáciles líricas al igual que lo hacen tus amigos de ahora, al igual que lo haces tú…
Una sombra cubre como un velo el escenario, parece venida de otro mundo… ahora se torna en un caleidoscopio y vuelven esas raras secuencias, como un fotograma donde la veo a ella danzando, como una silueta dibujada en la oscuridad. ¿y qué hace allí Naldo grabando con la colombiana Patty Padilla? ¿Esa no es la que cantaba como Celia Cruz en un serial? Se le fue la mano al Naldo grabando «La noche entera», dice que es su mejor éxito y ahora hace un disco con mi nombre para agradecerme, que humilde es este chamaco. Esa neblina ya no me deja ver más, ¿y cómo está tan claro ese futuro? Me llega a los ojos todo eso, ¿cómo a un vidente? Yo que no he creído nunca en nada, sería gracioso que me pasara a mí.
Uno siempre tiene que mirar hacia arriba, por eso me di cuenta que esta no era la única música que quería hacer, y llegó la electrónica, los sintetizadores, el Techno industrial, y ahora aquí en este escenario, después de hacer pistas para usureros europeos, aunque no pagaban tan mal, y al menos nos abrieron las puertas para llegar hasta esta madriguera, donde les vamos a demostrar el Talent y yo lo que es sonoridad en estos tiempos… ahora regresa ese raro caleidoscopio a una imagen pasada, y me veo repitiendo detrás de un micrófono, en medio de la penumbra junto a Pi Lawton, …tú me dijiste a mí que tu cobras por eso, que hacer el amor contigo tenía un precio, que no me enamorara, que no fuera necio, pero te enamoraste tú… El público danza entre móviles que lanzan luces al aire y Ella está allí con sus perfectos contornos bajo el cenital, y cae una lluvia sobre su cuerpo formado por un estímulo visual inmejorable.
Me siento flotar, y miro hacia abajo, y me parece que estoy entre tanta gente ¿y qué hacen mi madre y Pa recostados a mí, como si fuera junto a mi cuna?, pero eso no es una cuna, y veo también a Rigo en el mismo sitio… y este que pone la música sobre el escenario ha dicho que me dedicarán la noche …no entiendo lo que pasa, pero a pesar de todo disfruto esta sensación de volar, y ahora me veo en esa Guagua rumbo a Guanabo… allí están todos y yo dando berro por el camino, y tocamos entre la arena, y las casuarinas parecen danzar y es el Techno y no el viento quien las mueve con fuerza, y aquella temba baila con Christian, como si le hubiésemos sacado la juventud escondida, y nos reímos y vuelvo a ver esta extraña sombra tornándose en un blanco túnel y ahora tiene una coloración azul ¿y dónde estoy? Parece que floto otra vez y allá abajo está ahora Pa solamente, y rodea una losa que dice en letras grandes ese nombre que me gusta y me he inventado, y siento el sonido del mar, y un olor a ron que emborracha el aire, y llega junto al viento vestido de salitre, y veo a Pa en un raro ritual, y me da un beso como siempre en las despedidas, pero esta vez también en la frente, y Ella está allí, con esa boca de labios gruesos, que me gustan, y esos ojos que brillan, y voy a abrazarla y parece no verme, y solo mira al escenario y luce triste aunque dance sin cesar, y ahora veo esta plataforma con ese rótulo que anuncia que me harán un homenaje, y allí está el Talent, que tampoco me ve aunque me nombra, y ese rótulo dice Rest In Peace Noix, y una muchacha asevera que debí estar allí, pero no estoy, y que cantará para mi, que la escuche donde esté, porque esta Noche, es La noche del Noix.
Rodolfo Martínez Sotomayor (La Habana, 1966). Ha publicado los libros Contrastes (La Torre de Papel, 1996), Claustrofobia y otros encierros (Ediciones Universal, 2005), la compilación de textos Palabras por un joven suicida: homenaje al escritor Juan Francisco Pulido (Editorial Silueta, 2006), Tres dramaturgos, tres generaciones (Editorial Silueta, 2012) y la novela Retrato de Nubia (Editorial Silueta, 2017). Cuentos suyos han sido incluidos en recopilaciones y antologías como Nuevos narradores cubanos (Siruela, 2001), traducido al francés por Edition Metalie, al alemán por Verlag, y al finés por la editorial Like, Cuentos desde Miami (Editorial Poliedro, 2004), La isla errante (Editorial Orizons, 2011), Cuentistas del PEN (Alejandría, 2011), Reinaldo Arenas, aunque anochezca (Ediciones Universal, 2001). Su cuento Encuentro fue traducido al húngaro por la revista Magyar. Algunos de sus poemas aparecen en las recopilaciones Poetas del PEN (Ediciones Universal, 2007), La tertulia (Iduna, 2008), y La ciudad de la unidad posible (Editorial Ultramar, 2009), traducida al inglés por la misma editorial. Ha publicado críticas de cine, de literatura, de teatro, artículos de opinión en revistas y periódicos como: Diario Las Américas, Encuentro, El Nuevo Herald, El Universal. Fundador y Presidente de la Editorial Silueta; Director de la revista Conexos.