Boa Constrictor
Me balanceo de lado a lado
como un péndulo
como el tic tac del reloj,
no sospechas nada.
Me miras de reojo
olfateas el aire
como Tigre de Bengala
preparando el gran zarpazo.
Esperas a que deje la piel
en algún rincón , soy tu presa,
uso mi cuerpo de carnada
cantando mi siseo mortal.
Me muevo con piel nueva
saco mi lengua lúdica
te hipnotizo con mis ojos
hasta dejarte quieto,
me abalanzo contra ti.
Enrollo tu cuerpo con el mío,
ruges feroz, te defiendes
y ahogado por mi abrazo
escuchas como se rompen
todos tus huesos.
Te muerdo el hombro inoculando
te deseo, deliras turbado
y me trago tu cabeza viva
para que conozcas mi garganta.
Te engullo por mi cuello
hasta los pies
que relamo con pereza,
te desesperas dentro de mi,
aparece súbita la muerte.
Exorcismo
Quemo el olor a rosa sin cantarle
sin hacerla florecer en el poema.
Hoy la luz no se hace.
Apago tu beso con un soplo,
te condeno a la inanición
de incontables bocas.
Y lo barro todo
para que no quede huella,
ni mariposa azul, ni hojarasca.
Me baño, me oxigeno, me purifico,
ejercito, sudo, te me salís por los poros,
me hago una limpia con aceite de coco
y exfoliante de melocotón,
te saco, te vomito.
Hoy no se separa el agua de lo seco.
Morís sin redención, sin arca
salís de mi parido como un niño
sin nuevo testamento.
Me baño, me oxigeno, me purifico,
ejercito, sudo, te me salís por los poros,
me hago una limpia con aceite de coco
y exfoliante de melocotón,
te saco, te vomito,
hasta llegar a la página en blanco,
hasta la nada.
Resucito de entre las aguas
Quetzalcoatl, Jesús, Changó,
Me siento linda, me veo sexy.
Abro el botón de la bañera
y veo como te vas
por la alcantarilla,
desinfecto todo con cloro
y lo dejo un rato,
para que haga efecto.
Nenúfares del tiempo
A mi padre.
Amo contemplar tu frente-lienzo,
nosotros como jacanas
posando alegres
sobre los lirios,
tus heridas sumergidas.
En un arquear de cejas
los azules de Lorca,
en un fruncir los verdes
Perseguidos de Monet
¡Verdes hasta la ceguera!
Las grietas que pintabas
sonando como piedras.
conspiración inútil
de los ríos que desaguaban
siempre en mi madre.
Madrenenúfar.
Tantos arcos del triunfo
colgando como lianas
sobre tu estanque dulce
y fracasos como sapos
en espera de un beso.
En otro lirio gigante
la utopía como un pez
eructando sangre y leche.
Tu terca frente
de terroristas gotas
alimentando al pez,
porque siempre
nos dolerá la muerte,
pero el hambre no.
¡El hambre nunca!
Mueve el agua la risa,
abanderados blancos
en huelga,
porque son blancos solo
para poblar siempre-grises,
de Vallejo, siempre Vallejo.
Mas el negro no, ¡nunca el negro!
María Augusta Montealegre poeta y crítica literaria nicaragüense. Especialista en América Latina desde su licenciatura en Relaciones Internacionales en la Universidad de la Américas, Puebla. Cursó estudios de maestría en la Universidad de Miami y actualmente estudia un doctorado en Vanguardia y Post-vanguardia en España e Hispanoamérica en la Universidad de Salamanca, España. Actualmente trabaja en su tesis de doctorado, un estudio sobre la vanguardia literaria en Nicaragua a través de sus publicaciones. Ha trabajado como profesora en departamentos de Relaciones Internacionales y Diplomacia de la Universidad Americana (UAM) y la Universidad Católica (UNICA). Ha publicado cuento y poesía, así como artículos de crítica literaria en diferentes revistas. Tiene un poemario inédito titulado Boa Constrictor