El circo
han llegado sin avisar
levantan sus banderas
y acomodan
al oso
al león
a las cabras monteses.
han venido de lejos
con su carrocería y trapecios mecánicos
buscando en nuestras manos el aplauso
para cuando disparen
al hombre bala
en medio de la noche.
son todo un espectáculo
sonríen con sus máscaras
y dan los buenos días
como si conocieran los decesos de ayer
las secretas costumbres
de nuestro familiar contrabando de horas.
es el circo
dicen que harán sin dudas
las desapariciones de rigor
los chistes trágicos
dictámenes anónimos de sus propias batallas
perdidas en el campo de las literaturas.
en el palo más alto
y en homenaje a todos los antiguos discípulos
colgarán al más viejo de los ilusionistas
será como una alianza
un izar de banderas
como si en pleno acto
cantara el saltimbanqui su canción.
es el circo
y mientras el payaso pintarrajea a solas
sus narices de hule
y la mujer sin piernas se arrastra
al carromato donde le injertarán
su sueño de volar
la ciudad se prepara
para el salto nocturno del tigre milagroso
para el tamborileo
con el que el perro blanco buscará en el vacío
la temblorosa mano del arlequín mayor.
es el circo
llegado el gran momento
las luces darán paso al gran desfile
verán pasar al lobo
al hombre sin cabeza
con su animal de turno
la dulce institutriz
los fuegos de bengala del cazador sin bosque
acróbatas
enanos
astutas maribárbolas
alquimistas que tornan al buey de sal en oro
al vendedor de olores
vendiendo su nariz.
es el circo.
la carpa es el centro del mundo.
el cenital se apaga.
el show empieza en mí.
Snow White
como en la Grecia antigua
la noche fue propicia al desvarío.
no hubo piras de hombres
ni cuerpos sobre cuerpos.
como si fuera una canción de cuna
a mi oído de ciego
llegan descoloridas las palabras
no como el gran invento
que el hombre construyera
simulando una muerte para sus enemigos.
minúsculas palabras
con la astuta intención de embobecer la noche
hicieron restañar
la musiquita triste de los lerdos.
almibararon cráneos y mandíbulas
e hicieron una ruta
por donde los cambistas
transitaron su oro
sus telas
y misteriosos símbolos donde iniciar la fe
y dejar empotradas las violaciones futuras.
cada poema
debió ser dedicado a un naufragio
pero la gente quiso
poner sus vísceras en aceite
y azucarar sus días
con deseos rebanados al salitre.
chocolate y cerezas.
dos imperios castrando
la piromanía del amor.
Juan Carlos Valls (Güines, 1965). Ha merecido importantes premios, entre ellos David, 1991, Loynaz, 1994, Orippo, 1995 (España), Calendario, 1996 y Erótica, de Los Palos 1998. Fue seleccionado entre los ganadores de la primera edición del concurso Pinos Nuevos, en 1993. Ha publicado los libros de poesía De como en la estación de un pueblo el pretexto del viaje son las bestias (La Habana, 1991), Los animales del corazón (La Habana, 1994), Los días de la pérdida (Pinar del Río, 1995), Yerbas en el búcaro rojo (Isla de la Juventud, 1996) y Conversaciones con la Gloria (La Habana, 1998). Además, sus poemas aparecen recogidos en las antologías Anuario de Poesía Unión de Escritores (La Habana, 1994), Poesía Cubana Hoy (España, 1995), El mapa del país (Chile, 1996), Surtidor (La Habana, 1997) y Alba Cubana (España, 1998), Antología de la poesía cubana del exilio (Aduana Vieja, 2011).
«cada poema
debió ser dedicado a un naufragio
pero la gente quiso
poner sus vísceras en aceite
y azucarar sus días
con deseos rebana…»
Juan Carlos ese poeta invariable en donde ha hecho un asidero la poesía, que sabe de naufragios y de como endulzar los días en cada poema.
Un saludo hermano y gracias por este texto. Ad guerra.
Qué dos grandes poemas. Juan Carlos Valls sigue siendo, a no dudarlo, uno de los poetas que más leo, recuerdo y admiro. Desde los «Animales del corazón» hasta el último poema del último manuscrito, leerlo es una fiesta. Honrado de ver mi nombre en la dedicatoria. Un abrazo