En solo 105 páginas es posible expresar las más intensas angustias, las más “concretas” esperanzas y los más hermosos momentos vividos. Si se sabe escribir bien; como Juan Cueto-Roig, quien se vale de sus buenos recursos narrativos y poéticos para ponernos a reflexionar… y para conmovernos por medio de los textos y la gráfica —también felizmente salvada— que componen Lo que se ha salvado del olvido, un libro de memorias-testimonios (que no es lo mismo) donde el personaje principal es un niño —en todo momento un niño, enfatizo—que nos lleva desde aquellas dos poblaciones de provincia—Caibarién, Remedios—hasta la ciudad mexicana de Querétaro pasando por La Habana, Cuba.
Con este libro se podrán informar las generaciones más jóvenes de cubanos sobre no pocas de las costumbres, tradiciones y diversos modos de una nación que resultó tronchada por el estalinismo impuesto por Fidel Castro cuando triunfó su revolución, en 1959. Digo esto porque obras como la que nos ocupa, más allá de la trascendencia humana-personal de contenido y trama—van en favor de rescatar un pasado que ha sido borrado de los libros de historia de la Isla, como si esta hubiese emergido del mar aquel infausto 1 de enero de 1959.
Entre los temas principales de Lo que se ha salvado del olvido, cito la saudade —que en mi opinión puede ser un tema—focalizada sobre todo en la ciudad de Remedios, a la cual el autor se quedó pegao aunque la abandonara muy joven, como joven debió dejar también su país. Hablando de temas, es el dogma otro de los fundamentales, expuesto con la ironía que corre por buena parte de un libro en el cual se advierte, en lo que a narración se refiere, un pulso envidiable para detener la acción contada y así, como debe ser, expresarse con los silencios. Acerca de esto, podría servir de ejemplo “El río” (Pág. 95).
Esto del dogma lo encontramos fundamentalmente en las escuelas religiosas por las que cursa el personaje —una niñez realmente desdichada—, ejemplos de entrega de una bondad material que en verdad no facilita la espiritual, toda vez que el encerramiento y la imposición hacen magra la vida de los alumnos; o al menos eso fue lo que a mí me llegó aun cuando me dejé llevar de la mano por el bucólico Molino de San Antonio, en la ciudad azteca de Querétaro, donde se refiere aquel plantel de los Hermanos Maristas.
Lo que se ha salvado del olvido está compuesto por 38 piezas, entre narraciones y poemas. Lo poemas aparecen como colofón a seguidas de los relatos que el autor considera que así lo ameritan. De las piezas poéticas, yo destacaría “Yo Juan” (Pág. 41), el espléndido “El filtro, la tinaja” (Pág. 53), o “Mejor los patios” (Pág. 67), entre otras.
Cueto-Roig cambia los puntos de vistas narrativos de un texto a otro en ocasiones, iniciativa que le da muy buenos resultados en textos como “Una mañana de domingo”, en el que aflora la perversión que suele corroer a ciertos seres desde que son niños. O en “Un tiempo nada más”, (Pág. 71-72, desgarrador) donde el autor, para serle fiel al testimonio, debe valerse de mañas de la ficción bien ganadas.
De esas crónicas exalto “El cuento de la boba” (Págs. 55-57), que muestra los atavismos propios de aquella época, con los que rompe o al menos intenta romper la prima Thelma, cuyo “fetichismo eran las sotanas y lo que imaginaba bajo sus pliegues y protuberancias”.
Lo que se ha salvado del olvido es además un bello libro-objeto con el cual la Editorial Silueta celebra un buen contenido. Con obras como esta uno llega a una conclusión un poco triste: nos estamos quedando con muy pocos lectores en potencia; esos lectores primarios que le dan aliento a un libro para que luego siga su camino más allá de la tierra a la que pertenece, digamos. Como no contamos con lo que hemos llamado “patria editorial”, y tampoco con una distribución que nos apoye allende la Isla, la desventaja es enorme para quienes escriben libros como este y no tienen a la mano ese lector ideal de los inicios. La pregunta es: ¿cuántos ejemplares serían leídos en Cuba, en Remedios, Caibarién, La Habana de Lo que se ha salvado del olvido? Y no me refiero a los lectores que tendría hoy, en un país donde tantos lectores cautivos existen, o donde todos están cautivos, sino a los que tendría en una situación real, de competencia; no ficticia, como la existente en la Cuba de la actualidad.
Quizás necesitemos “un reclutador de vocaciones”.
Félix Luis Viera (Santa Clara, Cuba, 1945). Poeta, cuentista y novelista. Ha publicado los poemarios: Una melodía sin ton ni son bajo la lluvia (Premio David de Poesía de la Uneac*, 1976, Ediciones Unión, Cuba), Prefiero los que cantan (1988, Ediciones Unión, Cuba), Cada día muero 24 horas (1990, Editorial Letras Cubanas), Y me han dolido los cuchillos (1991, Editorial Capiro, Cuba), Poemas de amor y de olvido (1994, Editorial Capiro, Cuba) y La patria es una naranja (Ediciones Iduna, Miami, EE UU, 2010, Ediciones Il Flogio, Italia, 2011); los libros de cuento: Las llamas en el cielo (1983, Ediciones Unión, Cuba), En el nombre del hijo (Premio de la Crítica 1983. Editorial Letras Cubanas. Reedición 1986) y Precio del amor (1990, Editorial Letras Cubanas); las novelas Con tu vestido blanco (Premio Nacional de Novela de la UNEAC 1987 y Premio de la Crítica 1988. Ediciones Unión, Cuba), Serás comunista, pero te quiero (1995, Ediciones Unión, Cuba), Un ciervo herido (Editorial Plaza Mayor, Puerto Rico, 2002, Editorial L´ Ancora del Mediterraneo, Italia, 2005), la noveleta Inglaterra Hernández (Ediciones Universidad Veracruzana, 1997. Reediciones 2003 y 2005) y El corazón del Rey (2010, Editorial Lagares, México). Su libro de cuentos Las llamas en el cielo es considerado un clásico de la literatura de su país. Sus creaciones han sido traducidas a diversos idiomas y forman parte de antologías publicadas en Cuba y en el extranjero. En su país natal recibió varias distinciones por su labor en favor de la cultura. Fue director de la revista Signos, de proyección internacional y dedicada a las tradiciones de la cultura. En México, donde reside desde 1995, ha colaborado en distintos periódicos con artículos de crítica literaria, de contenido cultural en general y de opinión social y política. Asimismo, ha impartido talleres literarios y conferencias, y se ha desempeñado como asesor de variadas publicaciones.
Buena reseña. Gracias.
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