FRANCISCO LARIOS
Aracne
cada paso que doy ya estaba andado
en las encrucijadas
se me espera
cada eslabón que tomo
estaba desde siempre urdido;
cada hora que conozco ya lastraba
su máscara en la espalda;
cada explosión su seco eco, cada encuentro su regreso,
cada memoria su vez y su recuerdo
y antes, y después, el recuerdo de su recuerdo
como un tren atravesando los olvidos
de sus olvidos
cada paciente araña hila su tedio, deshace,
hilvana;
cada paso que doy
alguien intuye,
alguien recuerda, alguien olvida
y alguien espera, alguien
que abúlico teje y desteje
y que calladamente
me observa.
cuanto
Dios es más pequeño
que todas las cosas;
el camino
desborda;
la llanura, en cambio,
es hilo
casi transparente; no hay
ceguera mayor
que la luz;
el polvo es viento,
el alma
escondrijo,
y Dios, el más pequeño
entre todas sus cosas.