Revista Conexos

Una revista de arte y literatura, sin fronteras generacionales ni geográficas

Dos poemas y un breve comentario

JOSÉ ABREU FELIPPE

Ya sé que la buena poesía, por sí misma, debe bastar para el acto poético. Pero en mi caso, probablemente porque no se trate de “buena poesía” y porque un buen amigo me lo ha pedido, me he animado a desoír ese sabio consejo, y escribir estas líneas que no pretenden, no obstante, “explicar” el poema, sino su circunstancia.

Hay ceniza en el agua y Oración están relacionados con la muerte y con Reinaldo Arenas. El primero está fechado el 3 de diciembre de 1991, a pocos días de cumplirse el primer aniversario de su muerte, ocurrida el 7 de diciembre de 1990. Rey había dicho que su cadáver fuera incinerado y sus cenizas lanzadas al mar, en el malecón habanero, cuando Cuba fuera libre. Para esa fecha convocaba desde ya a sus amigos (si es que alguno queda vivo para entonces). Debían reunirse allí y leer el poema Para entonces del poeta mexicano Manuel Gutiérrez Nájera antes de efectuar la ceremonia. Pensaba en todo eso y cerré los ojos y volví a vernos en mi casa, cantando a gritos en el cuarto del fondo –cuando aquello al pequeño grupo nos había dado por poner música a los poemas que más nos gustaban de Quevedo, Lezama, Casal, Reinaldo y de nosotros mismos– ese hermoso y triste poema, que para nosotros representaba el amor al mar y a la libertad:

Quiero morir cuando decline el día,

en alta mar y con la cara al viento,

donde parezca un sueño la agonía

y el alma un ave que remonta el vuelo.

No escuchar en los últimos instantes,

ya con el cielo y con el mar a solas,

más voces ni plegarias suplicantes

que el majestuoso tumbo de las olas.

Morir cuando la luz triste retira

sus áureas redes de la onda verde,

y ser como ese sol que lento expira:

algo muy luminoso que se pierde.

Morir, y joven, antes que destruya

el tiempo aleve la gentil corona,

cuando la vida dice aún: “Soy tuya”,

aunque sepamos bien que nos traiciona.

Después me vi corriendo, esas carreras locas bajando la colina del picadero en el Parque Lenin, y leyendo debajo de los árboles. Luego recordé la primera vez que leímos juntos, ya en libertad, en otro parque, esta vez El Retiro de Madrid. Y vi la ceniza flotando en el agua… El segundo está fechado en 1994, en medio de la crisis de los balseros, y es eso, una oración.

Enero del 2001.

 

HAY CENIZA EN EL AGUA

Después entramos al Retiro

y nos sentamos debajo de los chopos.

Es el otoño y hace frío.

Nos acomodamos sobre las hojas,

te arreglas la bufanda

y otra vez te oigo.

Pero no es este el parque.

Bajamos la colina del picadero

y echamos a correr.

Finalmente ganaste la carrera.

Hay ceniza en el agua.

 

ORACIÓN

Mar,

tú que acogerás en tu eternidad las cenizas hastiadas de Reinaldo Arenas,

tú que insolente y colérico cantas desde otros tiempos

más inocentes,

ajeno a los hombres que desde su pequeñez y su miseria,

todavía te amamos.

Tú, que estirando tus manos puedes tocar las dos orillas.

Tú, que como fuego te agazapas y saltas y golpeas,

por favor,

no hagas daño a esos muchachos, sólo protégelos.

Y si te es posible,

burla a políticos y comisarios,

a patrias y países,

y permite que sus cuerpos hambrientos

y desnudos,

sus cuerpos furiosos y gastados,

arriben a esta orilla.

Hazlo a cambio de las cenizas hastiadas de Reinaldo Arenas,

que fue joven, hermoso,

y te amaba.

 

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Un comentario el “Dos poemas y un breve comentario

  1. juan carlos valls
    30/07/2012

    dos textos hermosos,un preciso homenaje.

Los comentarios están cerrados.

Información

Esta entrada fue publicada el 29/07/2012 por en Poesía.
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