La otra Eurídice
MAGALI ALABAU
Tu silencio
se tiende en esta habitación.
Espera
detrás de
alguna puerta.
Es de noche o creo que es de noche.
Apenas me levanto
a tirar papeles en el piso,
a inventarme los cuentos
que quizás tampoco creo.
Alguna vez tendré que
abrir la puerta,
ponerme los zapatos,
vestirme con cualquier
aderezo, lavarme la cara, los dientes
aunque no pase delante del espejo.
Los libros mantienen mi desorden.
Hay latas con olores y una lámpara
que se apaga y que se enciende.
Un fantasma
que he inventado
se pasea diciendo algunos versos.
Me cuenta su historia con afán,
su gran historia
de fracasos.
Yo escucho
pero no puedo contestar,
me lo ha prohibido.
Así que lo que sé de él
son imágenes de un cuadro
pintado en varios meses
de ensoñación y ruido.
Me entretienen sus cuentos.
Tiene el perfil perfecto,
ese ardid de las palabras.
Se marcha sin decir adiós.
Acepta la transacción.
Yo sé que sabe
que es indispensable,
que cada cuento y cada vuelta
serán recompensadas.
Hay cajas,
lámparas que no dan mucha luz,
plumas, papeles,
objetos alienados,
menesteres sin hacer.
Mi enfermedad adentrándose
en el refrigerador,
dentro del radio,
dueña ya de las ventanas.
El aire se está yendo.
Te miro, me miraste.
El té en el tren y las agujas de crochet.
El vino y ese viaje por avión.
Dormía yo contra tu hombro
mientras recordaba el gato de tu
casa ronroneando.
Caminas por mi cuarto,
repites que me calle,
que no quieres oírme.
Hoy es domingo
y espero en vano
que vengas de visita.
Tengo un regalo para ti,
una emergencia.
Ya no salgo,
Ya no me acuerdo de las calles.
Te clamo,
entre trenes te miro.
Delirio de correr
hacia el vacio.
Me dijiste, no tengo nada
que ver contigo,
ni con tus sentimientos,
adulteras la realidad.
Los barcos en el hielo
precipitan sus proas y se hunden.
Sobre el espeso deambular de las estrellas,
este bienestar, este equilibrio,
estas palabras íntimas,
detrás de tantas luces,
encuentran abrigo.
¿Será la muerte bienvenida?
Afuera está el vacio,
la repetición que no termina.
Adentro está el quejido,
los objetos tirados
con desdén,
el piso húmedo,
la tierra revirada
que quiere respirar
entre los intersticios
del mosaico.
Alguien camina a ciegas
en esta oscuridad
que yo he creado.
Justa ficción y fantasía
en que los papeles se mezclan
con las frutas, los vasos,
con el piso
disfrutando la libertad
y la anarquía de mi abandono.
Las palabras se forman
sin sentido.
Los libros se encuentran
abiertos, sin relojes.
En mis aberraciones
busco algún signo
que despierte mi cuerpo,
que me diga estoy viva.
Arremeto contra las paredes,
busco tu esencia que se escurre.
¿Estará en las almohadas?
¿Debajo de los muebles?
¿En esa flor que crece
deteniéndose en el día?
Magali Alabau [2012]
Me gusta esto:
Me gusta Cargando...
Related