Entrar en el mundo de su tinta A Rolando Jorge Las campanas que agitan su cabeza Desbordan la Ciudad a quemarropa. Imparte el mediodía de su copa Y mira, para ver, lo que no empieza. Muerde frases. Mastica la impureza, La devuelve, la aparta de la sopa Y pone arder la fiebre; la galopa Sin estribos, sin bridas, con realeza. Se deshila, se fuga, se retorna, se rasca la memoria, se soborna, se ríe de si mismo, se enfantasma. Tuerce la (¿su?) epilepsia a fuerza dura, A veces piensa que lo espina el asma Como un golpe genial de la locura. La sustancia de ser Suspendido en tus dos líneas incisivas Pezoneo mis ojos. Mis ayeres Aligeran de paso anocheceres Que aún enseñan sus uñas agresivas. Me alimenta la luz de lo que archivas Poro a poro. Lo todo sustanciable. Lo que acaso resulta irreprochable Circundándote en aros de locura, Donde el mapa febril de la cintura Convoca a un universo formidable. Palabras para acompañarla dondequiera que esté Para Elena Tamargo De su pulóver verde: La costumbre De estar sobre su carne bienamada. Los párpados cerrados. Su mirada Abierta por el aire de la cumbre. Su pelo bicolor. Su mansedumbre. Su languidez de adulto terciopelo. Su dejarse querer en manso vuelo Mojándose de sueños y de lunas Y ser milagro de las aceitunas Y ser un ángel de terrestre cielo.
EFRAÍN RIVERÓN (Güines, La Habana, Cuba, 1942). Poeta. Ha publicado los poemarios: El rumbo de mi sangre (1979), La exacta memoria (1994), Nube y espuma (1999), Un punto en el tiempo (2002), Los ojos en la Isla (2006), De la Isla, la familia y otros recuerdos (2007), Los días de otro almanaque (2008), Después de la ceniza (2010), De la palabra y el espejo (2011), y De la luz su fondo (Editorial Silueta, 2012). Reside en la ciudad de Miami.
Dale duro. poeta. Que, a veces, tu tambien te enfantasmas.