Robusto Se me ha perdido la palabra que describe precisa a dos que se aman La escuché —nada que ver con nosotros— a medianoche en PBS en un documental sobre contraterrorismo Hoy viernes a media mañana mientras íngrima en restaurante mejicano espero a mi hija para have brunch con ella y mi nieto quien anémico rehúsa el alimento y el abandono del llanto, escucho la música que apresura a las meseras a repletar mi recipiente alma de lágrimas justificándolas al refugiarme en las del niño. De regreso a mi hábitat famélico de compañía manejando sobre la Citrus Avenue y nutriendo mis líneas igual regresa la palabra «Robusto» que precisa describe a dos que se aman y que en todo tiene que ver con nosotros. Madame Tristesse Acostumbro caminar en línea recta sobre la acera de mi casa a lo lejos diviso a Madame Tristesse con su cuerpo encorvado, su olor mortecino aguanto la respiración cierro los ojos me cambio de acera me tapo los oídos para no escuchar su taconeo. Sin previo aviso Quedé con los recuerdos en la punta de la memoria. Sin previo aviso El amor ordenado —decías— es para el resto de la gente; es mejor la pasión enmarañada, donde los detalles ocupan un ínfimo espacio. Prevaleció despejado el desorden de nuestros encuentros, cuando el mundo estaba a nuestro entero favor. Línea de fuego Pliega tu palabra al hablar déjame desplegar tu cuerpo yo desdoblaré el mío en más de dos partes y te aseguro que de esta línea de fuego no habrá ningún repliegue. Rostro en el bastidor Tímida, levanté la mirada del aro y encontré tu rostro enmarcado en el círculo Usé los hilos asedados del amor para bordearlo lo rematé con la puntada del cordón que aprendí en la escuela de futuras mujeres... Concentrada en mi labor, descuidé la aguja perforando el centro del corazón que nunca aprendió a bordar y estos dedos que no terminan de aprender a deshacer costuras Hoy, colgados de las madejas flojas, mis ojos se inclinan de nuevo ante el bastidor enmarcando otro rostro... Escenas oníricas A Gustavo Quezada Cuando pienso en Nicaragua, imagino hileras de poetas. Escenas oníricas se cuelan en su impenetrable círculo: José Coronel me ofrece río por techo. Manolo Cuadra se embarca a la Costa Atlántica con un frío «tropical» en el estómago. «Usted no es Edna, ni poeta —dice Salomón de la Selva— sígame a París y la trataré como a ella». Taciturno, Pablo Antonio: «Usted es bien nicaragüense: lleva un jaguar a cuestas». Rumbo a su casa, bordeando el lago, Luis Alberto Cabrales me ordena: «Vaya a misa; estudie magisterio». Estos ojos en puntillas se asoman a los versos enjaulados de Alfonso Cortés: «¡Apártese! Usted tapa mi pedacito de azul». José Román me confirma: «Eres una joven urbana. Olvida tu país, and see you in New York». Ya en plena vigilia, afino mis oídos, ajusto los anteojos y me conformo con sentarme aunque sea en la última fila de este anfiteatro construido con palabras. A los 60 Llegué a los temidos sesenta seis decenas enseñoreadas en mí le he dado varias vueltas a la cifra quince por cuatro tres veces veinte dos veces treinta y siempre termino en la tercera edad. No quería llegar a los cuarenta a esa edad —muchos decían— la mujer ya no sirve para nada pasé la menopausia con todo lo que conlleva no tengo tiroides ni útero tengo varias coronas la piel agachada ante la gravedad tres hijos, dos nietos una carrera que caminó lenta y aún así, olvido los 60 hasta atrapar nuevas arrugas frente al espejo. Le hago trampas al tiempo con mi amor por la poesía los libros, la música la conversación con mis amigas todo, menos engañar a los años con cirugía estética creo más bien en la plasticidad del cuerpo para ajustarme al tuyo y la del alma para empezar a contar de nuevo...
Marina Moncada en La Otra Esquina de las Palabras
Foto: Ernesto G.
Marina Moncada (Nicaragua). Poeta y Sicóloga. Su obra ha sido publicada en numerosas revistas impresas y virtuales en Estados Unidos y Nicaragua, incluyendo 7 Días, El Nuevo Amanecer Cultural, La Prensa Literaria, 400 Elefantes, Des Honoris Causa. Participó en el VIII Festival Internacional de Poesía de Granada, Nicaragua. Su primer libro, Memoria Desplomada (2012, Leteo Ediciones, Managua Nicaragua), saldrá al mercado antes de fin de año. Como Sicóloga, ha trabajado en la prevención y tratamiento del alcoholismo y otras drogas, y en el sistema de educación pública de Los Ángeles, California donde actualmente reside.