CONVERSACIÓN
a Juan Carlos VallsJK se agita sin control parado ahí
conversa conmigo y mueve nervioso la linterna.
Lo miro desde el carro con la ventanilla baja
alumbra el libro y me lee hice maromas prohibidas mamá
sólo yo sé qué terribles aplausos me esperan.
Después de eso quedo en vilo contraída agazapada
esperando el derrumbe que vendrá mi propio derrumbe.
Sólo un verso basta para desarmarme.
JK estruja el país con sus manos rabioso impotente
sabe que hay otros mundos posibles otros vinos
otros atardeceres que merece donde puede aliviar
el dolor el asma y ese verso que se le atora.
Se llamaba Francisco me dice socarronamente
aludiendo la cruz y ve en mis ojos su dolor
entonces abre el puente hacia la soledad
hacia mí que soy su eco su lágrima
su Dulce momentánea Olavo y Ramón al mismo tiempo
Yo me inventaba nombres y mujeres eternas
y yo quietica allí disimulada ventanilla baja
pensando en la coincidencia de los inventos
y en que realmente los maestros no enseñan gran cosa.
JK quiere irse de regreso para echar un vistazo cruzar las distancias
a sabiendas de que las costas sangran no le teme a nada
porque ya no tiene tierra definida ni barrio ni ciudad ni casa
nada le pertenece salvo las piedras de su boca
y la certeza de que sólo los girasoles conversan con la gloria.
ENA COLUMBIÉ (Guantánamo, Cuba). Escritora y artista gráfica. Licenciada en Filología. Ha publicado los poemarios: Ripios y Epigramas (2001), Ripios (2006), Solitar (2012) e Isla (2012). En narrativa Luces (Editorial Silueta, 2013), Dos cuentos (1987); la antología Las horas (2011), y el cuaderno de crítica literaria El Exégeta (1995). Textos suyos han aparecido en las antologías Lenguas Recurrentes (1982), Lauros (1989), Epigramas (1994), Muestra Siglo XXI de la poesía en español (2005), La Mujer Rota (2008), y Antología de la poesía cubana del exilio (2011) entre otras. Codirige las editoriales, EntreRíos y AlphaBeta. Dirige el blog de ensayo y crítica de arte y literatura El Exégeta. Reside en Miami.
Realmente los maestros no enseñan gran cosa pero la amistad si. Tu amigo
Alberto Lauro