IMPACIENCIA
Olympe de Gouges se esconde en las butacas. Huye del miriñaque y los tratados. Inútil.
En mi casa no hay espacios para cuerdas, la muerte llegará envuelta en seda, solitaria de mi mano.
Tres toques en la noche, Olympe no escapa. No puedes. No existe el modo de escapar aún si en la constitución han sido revaluadas nuestras tetas. Desde qué otro sueño la amnistía llegará en traje de hilo y corbatas amarillas. No puedo responder, quiero mi ciudadanía, mi silencio.
Rompe mis butacas, descansa Olympe de Gouges. Vale más mi concha prematura, mi dedo abierto que ese infierno y su paja en la
cabeza.
Fabrico muñequitas, el graffiti se desplaza hasta los muslos. Ella asiente.
No faltes, escribe en los manteles. La noche se asemeja al comején y yo sostengo muñecas descreídas.
Fabrico muñequitas, me confieso. Voy del perro a la mentira. En el cuello amado encuentro esta fecha, 1791.
LAS COSAS EN SU SITIO
Rothko se desnuda
golpea.
Abre mi boca
sobre el lienzo.
Me cortan el cabello,
dice.
Sobre la espalda
una camisa
y el silencio.
Rothko apunta
desde su lágrima.
Te conviene la noche,
dice.
Hace falta
una distancia grave.
Y su corazón
resuena.
Te conviene vivir,
dice.
Me golpea.
Las cosas en su sitio
sobre todo el silencio.
No le digas
a Dios
podría escupir
contra tu cara.
Los platos dormidos
para pasar la noche.
El cuchillo cortado
y los padres
a gusto
en la pared.
LOS PÁJAROS NEGROS DE WALMART
entran al pico
por mi sombra.
Usurpan el rojo
los coches
de los niǹos .
La mano
de mi auto.
Los pájaros
de Walmart
tan negros
como el precio
de las frutas
tan negros
que comprendo
sus vicios de nadar
en el asfalto.
Sus roncas dentelladas
sobre el aire.
En Walmart
hay pájaros
pájaros muertos
en los pasillos
en las cestas
de pollos
en el agua.
Pájaros muertos
en el ojo del hombre
que por enésima vez
devuelve los panes
y se larga.
TERCER MOVIMIENTO
He escrito ciertas páginas, no he dormido. Un intermezzo y la piedra.
Tengo hambre. Nada puedo contra esas huellas en el centro del agua.
Acumulo ciertas telas debajo de mis ojos, a veces repito la palabra noche, pared y me levanto muerta.
He escrito pura mierda, pura estructura maloliente. Vivo en un país donde hay invierno y yo soñé alguna vez con los abrigos. Me levanto, ilumino vocales en las pestañas del vecino. Qué asco, qué asco tanto sueño.
El vecino sabe que mi cuerpo emerge, que dibujo esferas en la boca de mi amor. Es ajeno a nuestro vicio, sonríe y pide que abramos la puerta.
Mi amor y yo calzamos espejuelos. Ella repite que el país es una roncha azul y me alimenta.
Escribo. Hay un modo de acomodarse la sustancia. Una cita apenas con la carne, un modus operandi que no cesa.
Vivo en un país, no miento. Escribo desde un rincón muy absoluto. El vecino toca su fantasma, es otro intento por desnudar la puerta.
He escrito ciertas páginas. Afuera otro país despierta, es la cara de mi amor.
El vecino grita. Debo seguir abriendo puertas. Una palabra apenas, pura sombra. No he dormido.
Son las diez. Finale. Olga Kern sabe que no miento.
EUREKA
Barre
oh druida!
Incesante
murmullo
barbarie
desde el pecho
y hasta
el pecho.
Escarba
alumbra
su garganta
el pie soñado.
Oh druida!
Los hilos
atraviesan
mil inviernos.
Convénceme.
Convénceme.
LLENY DÍAZ (Placetas, 1975). Escritora. Obtuvo varios premios de poesía en Cuba en eventos nacionales y provinciales. Colaboró con la revista Umbral y en otras publicaciones seriadas de la ciudad de Santa Clara. Confesiones al extraño (2011) es su primer libro.
Me alegra ver este salto, si es que se puede hablar de salto en la poesía. Gracias a Lleny y a Conexos por estos poemas.