Revista Conexos

Una revista de arte y literatura, sin fronteras generacionales ni geográficas

Apuntes sobre «Un objeto de deseo»

RODOLFO MARTÍNEZ SOTOMAYOR

 

Zayas Bazán vs. José Martí en Un objeto de deseo de Matías Montes Huidobro

Como me dijera en una entrevista, Matías Montes Huidobro es un autor al que le gusta ir contracorriente, quien tenga dudas le recomiendo la lectura de su obra teatral Un objeto de deseo (Ediciones Universal, 2006). Haciendo conjugar su labor como ensayista y dramaturgo, Montes Huidobro se atreve a llevar a escena a José Martí, y lo enfrenta con quien fuera su esposa Carmen Zayas Bazán y con Lucía Jerez, personaje central de su única novela, Amistad funesta. Montes Huidobro explora el lado más oscuro del apóstol de la independencia de Cuba, tomando como base las críticas, biografías, ensayos y referencias aparecidas sobre su vida y obra. Carmen y Lucía, cuestionan la integridad del apóstol, sacan a la luz sus citas menos evocadas, que muestran una imagen misantrópica, de quien es para los cubanos un símbolo de altruismo:

CARMEN: (A Pepe.) Te envidiaban. No querían reconocer tu talento. Todo no era “cultivo una rosa blanca para el amigo sincero” conque lo han disfrazado siempre. Había otras citas, que no repiten con tanta frecuencia.
PEPE: (Meditabundo, con cierta indecisión.) “Cada vez que me asomo a los hombres… me echo atrás como si viera un abismo”. […]
LUCIA: Que habías vivido poco y tenías miedo de vivir y que sabías lo que era porque veías lo que hacían los vivos. ¿Te acuerdas?
PEPE: No debí escribirlo. Además, Juan era el que lo decía. Preferiría hablar de otra cosa.
CARMEN: Eso es una tontería, Pepe. Si no lo dices tú lo leo yo.
PEPE: “Me parece que todos están manchados, y en cuanto alcanzan a ver a un hombre puro, empiezan a correrle atrás para llenarle la túnica de manchas. La verdad es que yo, que quiero mucho a los hombres, vivo huyendo de ellos”.
LUCIA: Peor todavía y lo tienes escrito: (Lee.) “Los hombres se encolerizan sordamente, al ver en otros la condición que no poseen”.
PEPE: (Al público, sin leer.) “Los hombres no perdonan jamás a quienes se han visto obligados a admirar”. “Al principio, por no parecer envidiosos, hacen como que te acatan; y como es de fuertes no temer, ponen un empeño decidido en alabar al mismo a quien envidian, pero poco a poco, y sin decirse nada, reunidos por el encono común, van agrupándose, cuchicheando, haciendo revelaciones”.1

Montes Huidobro redime la figura de Carmen Zayas Bazán, sus reclamos al apóstol, su llamado a abandonar la lucha y vivir como una familia normal. Esa actitud atacada por tantos críticos a través de los años, la reivindica con un parlamento en el que la coloca en un lugar profético:

CARMEN: Yo te lo dije: (Leyendo una carta.) “Te estás matando por un ideal fantástico y estás descuidando sagrados deberes”… Yo tenía razón, aunque no quieras dar tu brazo a torcer. (Transición, rápida.) ¿Has vuelto a tu país? ¿Has visto lo que han hecho? ¿De qué valió tu lucha por la libertad cuando ahora somos más esclavos que nunca? Si resucitaras y quisieras unir a todos los cubanos, pero discreparas de lo que dicen unos u otros, como cuando no querías ir a la guerra porque no te parecía el momento oportuno, te llamarían traidor y levantarías las sospechas de todos. Los cubanos, Pepe, no han cambiado nada ni aprendido la lección. Si hoy estuvieras vivo y luchando en la emigración (el exilio, la diáspora, como le dicen ahora) para derrotar la tiranía que hay en tu patria, te harían trizas y dirían horrores de ti, como hicieron contigo cuando luchaste por la independencia de Cuba, que tantos dolores de cabeza te dio. No te dejaron en paz hasta que te sacrificaste en Dos Ríos. De estar vivo, los mismos que se dan golpes de pecho al mencionar tu nombre, serían los primeros en hacerte pedacitos. No me cabe la menor duda. (Leyendo de una carta.) “Nunca se manchó ningún hombre por volver a su tierra esclava ante la necesidad urgentísima de vestir a su mujer y a su hijo, y saber con qué curar sus enfermedades y enterrarlos si se mueren”.2

Siempre se corre riesgo al romper esquemas, prejuicios o moldes establecidos o pre-establecidos, y en el caso de la figura de José Martí, por su significado para los cubanos, a través de los años en las dos orillas, el peligro es mayor. Matías lo asume y lanza un mensaje de negación al discurso político, patriótico o patriotero, a través de la voz de Carmen Zayas Bazán, cuando critica la actitud venerada de Mariana Grajales:

CARMEN: […] Yo pensaba que Pepe estaba loco. (A Pepe.) ¿No hubiera sido mejor que te hubieras quedado en Cuba, trabajando humildemente, cuidando a tu esposa y a tu hijo, en una paz hogareña que yo estaba dispuesta a darte? Y tu madre, con la que nunca me llevé bien, estaba en eso de acuerdo conmigo. (Al público.) ¿O es que ella no lo amaba tampoco? Pero no quiso quedarse y yo no podía sacrificar a mi hijo.
PEPE: Hay madres que sacrifican a sus hijos… Mariana Grajales…
CARMEN: ¿No es eso monstruoso? ¿Enorgullecerse de traer un hijo al mundo para que le peguen un tiro?
PEPE: Por la independencia de Cuba.
CARMEN: Para que se aprovechen unos cuantos descarados. No, Pepe, conmigo no cuenten. (A Pepe.) Además, si los otros no te comprendieron, ¿por qué pedirme a mí, que no sabía nada de política, que tanto mal nos ha hecho, un entendimiento que los demás no tenían?3

Un objeto de deseo es una obra que seduce a la polémica, por su planteamiento y sentido crítico de nuestra identidad nacional; por la manera en que define y cuestiona los valores y los mitos que hemos acatado sin muchas preguntas. Matías Montes Huidobro, creo que lo sabía al escribirla, pero él mismo lo ha dicho: “Siempre por instinto, casi siempre voy contra la corriente”.

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1 Matías Montes Huidobro: Un objeto de deseo, Ediciones Universal, Miami, 2006, pp. 29-30.
2 Ibíd., p. 35.
3 Ibíd., p. 35.
 
 
De Tres dramaturgos, tres generaciones (Editorial Silueta, 2012)
 

Tres dramaturgos, Tres generaciones (Editorial Silueta, 2012)

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Rodolfo Martinez Sotomayor (Foto de Eva M. Vergara)

Rodolfo Martinez Sotomayor
(Foto de Eva M. Vergara)

RODOLFO MARTÍNEZ SOTOMAYOR (La Habana, 1966). Ha publicado los libros Contrastes (La Torre de Papel, Miami, 1996), Claustrofobia y otros encierros (Ediciones Universal, Miami, 2005I), la compilación de textos Palabras por un joven suicida: homenaje al escritor Juan Francisco Pulido (Editorial Silueta, Miami, 2006) y Tres dramaturgos, tres generaciones (Editorial Silueta, Miami, 2012). Cuentos suyos han sido incluidos en recopilaciones y antologías como Nuevos narradores cubanos (Siruela, Madrid, 2001), traducido al francés por Edition Metalie, al alemán por Verlag, y al finés por la editorial Like, Cuentos desde Miami (Editorial Poliedro, Barcelona, 2004), La isla errante (Editorial Orizons, París, 2011), Cuentistas del PEN (Alejandría, Miami, 2011), Reinaldo Arenas, aunque anochezca (Ediciones Universal, Miami, 2001). Su cuento Encuentro fue traducido al húngaro por la revista Magyar. Algunos de sus poemas aparecen en las recopilaciones Poetas del PEN, (Ediciones Universal, Miami, 2007), La tertulia (Iduna, Miami, 2008), y La ciudad de la unidad posible (Editorial Ultramar, Miami, 2009), traducida al inglés por la misma editorial. Ha publicado críticas de cine, de literatura, de teatro, artículos de opinión en revistas y periódicos como: Carteles, Diario Las Américas, Encuentro, El Nuevo Herald, y El Universal. Fundador y Presidente de la Editorial Silueta; codirector de la Revista Conexos.

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Esta entrada fue publicada el 23/01/2016 por en Crítica.
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