Sucedió un día
Sucedió el martes aquel y vine desnuda y frágil más o menos como ahora
Entonces mi madre me amaba y mi desnudez era hermosa y aun así nadie reparaba en ella
Y entonces yo lloraba porque eso era estar viva, más o menos como ahora, y estaba bien.
Culebra
Cuando abro y cierro los párpados de la boca, la lengua es mi reino.
Tacto y pupila.
Los placeres del mundo, la antesala del mundo, el asco y la medida los tengo en la boca y la lengua es mi reino.
La infancia es un algodón de azúcar, una pildorita rosa, una melcocha.
Nunca llegas seco y sin memorias a éste reino.
Los olores golpean las puertas/ la gula es un pecado capital.
Tuve un canario y una gata y 15 orugas y a todos los nombré spicy. y fueron bienvenidos chocolate y leche, zumos de limón con hielo y mucha sal.
Y tú entras y emerges como poca luz, a veces la única.
Luego me traes los ayunos que mal recibo, porque para ti y contigo siempre soy hambre
A partir de las tres de la tarde quiero lumbre y me dejas a oscuras, oscura.
Cuando el ciego abre y cierra los labios de los ojos, la lengua es su reino.
Quiero colocar un beso en él, un café muy caliente en él, un trozo de amor bien hecho, siente y asiente, saca la lengua, su lengua es también mi reino. Y yo también soy el ciego.
Si no desayunas serás maldito y al mediodía te meterás a cualquiera en la boca, al primer cobarde.
Yo lo miro todo pero mi avidez no es hambre (sin ti) desayuno siempre antes de las ocho, las diez y las doce y ya al mediodía la saciedad me bendice y cierra a aquella voluptuosidad que empacha, no olvides nunca que es pecado la gula y que es entonces la lengua mal reino de buitres excomulgados, comedores de presas vivas o las serpientes que no mastican
Porque ponderan el encanto del entrante.
Yo muerdo en la cáscara dorada: túnel adentro:
Pudro un pasaje en y hacia la naranja con la luz:
A veces mucha:
A veces toda:
La única
Y hay en el centro un estómago amable para digerirnos,
–Te entrego mi reino.
Hubo un hombre.
¿Será que me he mirado demasiado dentro?
Sabe mi olor, le gusta la que ve y se relame,
la lengua es una majá morado, la lengua me saca la lengua y envenena: melcocha y algodón de azúcar, y es mi fruición ingenua lengua maldita. Perdón.
Al anochecer cuando abro y cierro, abro y cierro los párpados de la boca y la lengua es mi reino, y el tuyo mi reino, recuerdo y me inundo: maldigo la gula de la culebra y su boca que se abre y cierra a lo tan dulce.
¿De qué sirven las pestañas entonces? Sólo para morder los dedos.
Cirquísima/ piedra en la cabeza de día no brilla
Tozuda es el hambre de un espejo siempre al final de las aceras, en los bordes de la calle y en los ojos del pasante, la música mórbida como el Roustabout de Beats Antique me pone entonces cirquísima…
–me dejo caer los brazos
–tuerzo las vertebras
–adelanto las caderas
–dibujo las torsiones del cuello
–viro al revés los ojos y saco las alas por la boca
Y lleguen los brazos al fondo y las manos al principio de los pianos diminutos del buen circo
…a ras del suelo
Reptando invisible hasta que salto a la gente
a inspeccionar cada cuenca.
Pero me ignoran vacíos y se me escapan las virtudes
…todo se despixela y diluye…
Las varillas de las piernas suben al cráneo:
Cabellos-conexas-voladoras
largas a la brisa nylon policromado que rutila
me escondo tras la sombrilla.
Dónde está el espejo que pedí detrás de la barra:
la piedra de día no brilla
–battement en coché/ demi-plié–
–las pestañas no responden
–cómo soy de hermosa, ¿no ven?
mujer, hombre, niña, cicatrices, dedos, barbas
–dónde dejaron los ojos ahora que está pasando mi humanidad anómala, tienen que mirarla: tengo puñales en las manos y me los puedo tragar… cirquísima es andar perdida, de ida y vuelta que es ruta rota, soltando los dedos vine a escribir el premio fiero del divertimento… pero es que no soy ni eso si no tengo sus espejos, ¿dónde los dejaron? Me he quedado a oscuras, la luna de día no se prende.
Lugar es replicante
Si ya establecido Lugar es frasco
Un sumerjo de agua azul para la luz magenta de mi alma
Estas alas sempiternas
bocas abiertas al deseo crispan
(neurosis del encierro porque MADNESS no se debe a cielo abierto)
Y hay paredes invisibles
Largas yerbas de cristal
Jungla, malezas
Sí, un círculo alrededor de sales vivas
Y lenguas de fuego
Sí
Yo necesito preciso urjo lugar pero
Se quema el mundo conmigo abierta
Se ciega un hombre conmigo abierta
Y sé de un candado que se llama lugar
Una extraña cobardía
Un arrope sordo
que es tapia
La espina larga la tengo en la lengua y sobresale
Antena y cruz de mi lugar
Pon sal y fuego también en ella, pon mar
y acerca tu mano para lamerla.
Lugar es frasco
Yo soy un animal fiero y hermoso
No quieras verme trepidar desnuda a cielo abierto,
Como el cocuyo de espaldas,
No miento.
De hormigón armado
Primero fue la fuga de todos mis huesos.
Las cenizas del Borrás Astorga me han abierto un pasaje en los ojos
Y soy una mancha en la calle, un saco de sangre
Detrás del escombro intuyo aquel otro edificio aun libre de sombra
Detrás de mí ya no verás nada, vendrán las palas y un alguien que me echará a la basura.
Nostalgia no es lo que una nombra lluvia y llueve
Viene un momento cualquiera, no es la PUNCIÓN de la última vez
No es tu profunda tristeza
Nostalgia es espejo, no quiero nombrar
Nostalgias, espejos sin tiempo
Nostalgia, si te digo, no vengas
La hora me sorprenderá huérfana de todo
Y al segundo que eres nostalgia
Será ese un despertarme ahora
Pilar de sal
Profeta sin cabeza a la orilla del mundo
Porque es manía tuya estar detrás de una tentando
Nostalgias:
El segundo de la aquella rodada realidad
Para mirarlo sin remedio y apretar
Sin nada más que lluvia de esa que no se nombra y llueve
Nostalgia de mí
que miro amante mis pies que son aun míos y se acompañan,
Dos almas, tres en mi pecho
Fotogramas, yo tan breve,
Caminito conocido.
En alguna parte me despierto y me detengo
siempre se me parte el fémur izquierdo
Pero allí palpita el alma primera
Y se me desgarran los gemelos de correr, de volar, de nadar como una anguila bajando por G.
Jessica Pérez Quesada
(Foto cortesía de la autora)
Jessica Pérez Quesada (La Habana, Cuba, 1989). Licenciada en un Derecho que no ejerce, aun. Cuasi-anónima por cuenta propia, aun luego de la publicación de un poema suyo en la Revista Cultural Caimán Barbudo. Dice de su inercia que el poeta es un exhibicionista, que al verse publicado se suicida. Por eso no escribe poesía, más bien sólo lo que piensa y siente, aunque a nadie le importe, cirquísima, que no es que sea menos, ni más, que en realidad es casi lo mismo.
Muchas gracias Conexos, un regalo compartirme en la pantalla con tanto buen poeta.
Erotismo vivo, que arde y quema en estos versos de Jessica Pérez. El cuerpo aparece, se entrega como un desayuno a la lengua que recibe y degusta el (su) sabor. Textos que oxigenan los canónenes de la literatura cubana contemporánea. Agradecido por esta lectura. MILHO