Bajo un cielo tan amplio
Después de haber amado el paisaje claro de un cuerpo
de abandonar el deseo en las extensiones largas de sus muslos
después que ha partido hacia una dirección inexacta
qué nos puede proporcionar la noche
y en cuál de sus tantos espacios
encontraremos el ansia pasada
si a esta hora sólo quedan los ruidos incoherentes de la ciudad
y el rumbo casi estricto de las calles
conduciéndonos a la casa
a la casa siempre enclavada en un verano sigiloso
donde las plantas transpiran y su quietud asusta.
Más tarde sería un acto imposible abrir las ventanas.
La oscuridad no contiene un pájaro dorado
ni un ademán azul y alegre creciendo ante nosotros.
Únicamente se reciben las mansas
las difusas imágenes en los contornos
en este inmenso vacío
en el que no habrá de nuevo el paisaje claro de un cuerpo
a pesar de estar, de habitar bajo un cielo tan amplio.
Ella concierta un diálogo con el tiempo
Todas las mañanas
ella concierta un diálogo con el tiempo
y a medida que por sus manos sale la vida
por su piel poco a poco entra la nada.
Hay caminos memorables
(endurecidos por tanto abandono)
que entre los días le hablan
en aquel idioma siempre mustio
de un pueblo enteramente pequeño.
Ella en ocasiones descorre los labios
en un rictus de reproche
pero en familia nada sucede.
Palidecen los recuerdos
los cuentos de difuntos en las noches
y la cal blanca de las paredes
ha ido desapareciendo
para que otros colores, más vivos
llenen la casa.
Advertencia a Francisco de Quevedo
Tal parece que intentas hacer tu arribo
que regresas a llenar nuestros ojos con un tanto de tu vida
y a brindarnos lo que en otros campos fecundaste.
Pero antes, hemos de advertirte
que esta no es aquella tu lejana época
en que solazabas del silencio por infinitas callejuelas
donde la perennidad del espíritu era la paz
y el vino, una dócil materia que al menos aliviaba.
Ahora le sería imposible a tu ávida existencia
reconocer las nuevas formas
a los extraños símbolos que se abren en la noche
y te asustaría la presencia de esas complicadas máquinas
que todo lo conocen experimentadamente.
Es triste, definitivo querido Francisco
que no podamos (en una tarde extensa de este mundo)
emocionarnos con la furia de un río desatado
y amartelar esas llamas que tanto arden en medio de las aguas.
Entonces, es mejor que no intentes hacer tu arribo.
Cuervo
Aléjate cuervo
aleja de mi piel tu pico punzante
ya no eres el pájaro gracioso
que pueda posarse en la mano del hombre
como animal de fina suspicacia.
En un tiempo graznaste
por el frío de otras estepas
en el árbol donde los caminos se tuercen.
Por donde a veces en silencio
regresa la derrota.
Y en este cielo tus alas se abrieron
engañosa pirueta
dejando una mancha
fronteras que a gritos
pedían tu oscuro insomnio.
ahora aléjate cuervo
aleja de mi piel tu pico punzante.
Golondrinas y ornamentos
(Detalles de una foto)
El mar vomita barcos
contra las ruinas de la ciudad.
Y se espera que mañana
crucen golondrinas
llenando la bahía
con nuevos ornamentos.
Los caserones de la costa
esconden historias
para ese pescador
que en la sombra
hunde su vara carcomida.
Cerradas las constelaciones
tal vez podamos buscar
el otro borde del Nilo.
Con el equipaje insomne
de ciudadano sin poder discernir
atravieso muelles fronterizos
vestido de carnero degollado.
Alejandro Fonseca
(Foto: Ernesto G.)
Alejandro Fonseca (Holguín, Cuba, 1954-Miami, 2015). Poeta. Su obra fue incluida en diversas e importantes antologías y selecciones, así como en revistas literarias. Publicó los libros de poesía: Bajo un cielo tan amplio (Ediciones Holguín, 1986. Premio de la Ciudad, Holguín, 1986), Testigo de los días (Ediciones Holguín, 1988. Premio Adelaida del Mármol, Holguín, 1988), Juegos preferidos (Ediciones Holguín, 1992. Premio de la Ciudad, Holguín, 1992), Advertencia a Francisco de Quevedo y otros poemas (Madrid, 1998), Anotaciones para un archivo (Ediciones Unión, 1999), Ínsula del cosmos (Miami, 2006), La náusea en el espejo (Bluebird Editions, 2009), De un tiempo deslumbrado (Selección de poesía 1986/2009) (Editorial Silueta, 2012), Golpe en la sombra (La Pereza Ediciones, 2013 y Eriginal Books LLC, 2014), y El cielo no ha cambiado (Antología personal 1986-2015) (Ediciones Holguín, 2016).