Revista Conexos

Una revista de arte y literatura, sin fronteras generacionales ni geográficas

Recordar a Elena

ENA COLUMBIÉ

 

Elena Tamargo

En este noviembre 2019, Elena Tamargo, cumple ocho años de muerta, y aunque la muerte es algo que diariamente pasa, este hecho movió muchos corazones, no sólo en Miami y alrededor de Estados Unidos, donde se había armado de un ejército de amigos, sino en otros lugares del mundo; en México donde vivió activamente como intelectual, profesora universitaria, crítico literaria, editora y colaboradora de la Fundación Octavio Paz; en Rusia a donde acompañó a su esposo, Osvaldo Navarro, también poeta, y en donde con sus amigos eslavos disfrutó de La Perestroika y su reforma económica realizada por Mijaíl Gorbachov, y de La Glasnost, proceso de transparencia y franqueza que llevó a la práctica dicha reforma. También rieron se abrazaron y bebieron mucho vodka cuando la caída del muro de Berlín, un día de especial felicidad para la germanista como ella misma contaba. Por supuesto la lloraron en Cuba, donde nació, ese territorio que se extiende por todos los continentes, donde se encuentra un cubano escapado. Tenía 54 años.
  Era amada porque así lo quiso, inteligente, piadosa y se volvió atractiva. Llenó su vida de bondad y compasión por los otros. Sin darse cuenta que con esos cambios se hizo irresistible, pero peligrosamente humana.
 
 
Biografía
 
Era un pueblo de mar y yo nací.
Yo era buena y muy pálida,
me gustaban los juegos pero tenía un caballo.
Nunca aprendí a nadar.
Prefiero andar desnuda
cuando nadie me ve
y viajar los jardines,
hurgar en las migajas de mis sueños.
Inventarme tristezas
y dar el corazón frecuentemente.
Crédula infancia de preguntas
equivocadamente soy culpable
de una inquieta impaciencia.
 
 
Entonces creció y comenzó a detallar las formas, abriendo el pecho a las palabras que comenzaron a salir en tropel como la propia sangre.
 
 
Identidad
 
Una niña que hurgaba la tierra con su sexo
Y que supo muy pronto del deseo
Violando la quietud ajena de los troncos,
Me devuelve en espejo aquel camino,
Me sigue a todas parte, me vigila
Bajo los pliegues flojos de otro sueño,
Se fabrican mentiras
Y apenas se detiene.
-Un latido en el alma, como al caballo le duele la herrería,
Relámpagos, afanes,
Barrancos, tembladera,
Claro hasta cierto punto el yodo de otro cuerpo
Y en un rincón del cuarto
Los zapatos que aguardan.
Con una sola huella,
Un epitafio tierno, alabanzas y versos
Un día ha de volver
Con trémula impaciencia.
 
 
Y apareció el amor para reivindicar la soledad, la incomprensión que padecía por ser diferente en una aldea, por sentir diferente y por apostar a la vida más allá de la caricia a los caballos.
 
 
Y tú quién eres
 
Tengo un anhelo blanco de gaviota
largo el cabello, en rizos, insinuante.
Este perfil con Roma en el semblante.
Ay, estos ojos de mirar, remota.
 
Mi boca casi abierta, siempre espera
tu aliento humedecido de guarapo.
Y tu cuello de atleta – ¿serás guapo?-
Y tu durazno, oh dios, de qué manera.
 
Mi cuerpo un Tobogán hacia tu espalda
mis senos son dos lirios, y mi falda
apenas me defiende de tu anhelo.
 
Y tú quién eres, hombre de otra arcilla
Tanto tiempo buscándote en la orilla
Y estabas en el fondo de mi cielo.
 
 
Consideraba como Martí, que la esclavitud era el gran horror del mundo, y sufría porque la veía todavía alimentándose en los países pobres, y agazapada a la espera en los desarrollados.
 
 
Compás de espera
 
Mi pasado está invadido
y lloro lentamente.
Me ha llenado de miedo una noche en el Neva
me ha llenado de fe una tarde en Bakú.
Se quedó Samarcanda como alguna promesa
y la calle de Arbat para soñar a Eszenin
siempre, siempre.
Erré como torcaz
aplastada en la calle por un caballo ciego.
Me dan miedo mi pueblo y sus hombres
mientras Jesús del Monte se derrumba en silencio.
Una ciudad de espejos y banderas
y su empinada ronda de tenores.
Yo regreso a mis pájaros
al pequeño amarillo que no canta.
Ya no tengo balcón ni noches junto al mar
y otra campana traza mis compases de espera.
Estorbo como estorban los almendros
y en el farol se queman algunas mariposas.
Ciudad y almendro y yo
ay, qué desgracia.
 
 
Y apareció la muerte llevándose el amor y la promesa de los años.
 
 
La muerta
 
Teníamos en común algunas cosas: comíamos la sobra de los pájaros;
compartimos el vino y las almohadas;
escogimos el nombre de Nazim y el aire para poner las tumbas;
él no creía en dios porque ya lo había visto;
teníamos amuletos: las palabras;
ahora yo soy la muerta y él escribe estos versos.
 
 
Y apareció la enfermedad que la ató al semejante, recibiendo la compasión que dio a manos llenas.
 
 
El tiempo de los besos se acabó
 
No tengo brazos ni caballos ni musgos en las sienes
busco farmacias, ay de mí
yo tenía un hijo, ay de mí
lo vi empinar un papalote y tenía un poeta, dios mío,
y bebíamos vino y hacíamos silencio.
Partimos nueces en Moscú y vimos irse en las cáscaras la dicha.
 
 
Y se dolió en el verso, en la carne, en la sangre.
 
 
Próximos días de una casa
 

Cuando las cimas de nuestro cielo
se reúnan
mi casa tendrá un techo.

Paul Eluard

 

Soy la casa, un poco de cal y de ternura,
alguien olvidó llevarme
y ahora me sobran las cucharas.
No habrá un sofá para los novios
ni espejo
donde la de ahora se miraba joven.
La casa mía luchaba bravamente,
sólo la tuve a ella para guardarme,
llegó a ser como un invierno
con nieve para asfixiarse,
fue también una no-casa una no-yo
la paz tenía un cuerpo
la casa no se quejaba,
insultaron sus puertas
y ella se estrechaba junto a mí como una loba,
mi casa no fue de vidrio
viví en ella certezas y aventuras
vivieron mis vestidos y mis botas,
era una casa donde encontrar la noche.
Moría miel y tila,
las gavetas un día se abrieron de luto
y en un espejo que todavía se empaña
soñé con un nido
donde los árboles rechazaban a la muerte.
 
 

Elena Tamargo nació en el puerto pesquero del pueblito Cabañas, del municipio Mariel en la provincia de Artemisa, Cuba en 1954. Poeta, traductora de alemán, ensayista y académica. Premio poesía 13 de marzo 1984 de la Universidad de La Habana y Premio Nacional de Poesía Julián del Casal 1987. Germanista, filóloga y Doctora en Lenguas modernas. Académica, ensayista y poeta. Traductora de la obra de F. Holderlin. Publicó los libros de poesía, Lluvia de rocío (1985), Sobre un papel mis trenos (1989), Habana tú (2000), El caballo de la palabra (2007) y Días ya vacíos, poemas escogidos (2011); también los de ensayo, Juan Gelman, Poesía de sombra de la memoria (2000) y Bolero, clave del corazón (2004), y la antología, Hay que vivir el momento: 101 boleros (2002). Murió en Miami el 20 de noviembre del 2011, donde la recordamos.
 
 

Ena Columbié
(foto: Germán Guerra)


 

Ena Columbié, Guantánamo, Cuba. Poeta, ensayista, crítica, narradora, diseñadora y artista. Licenciada en Filología. Ha obtenido numerosos premios en crítica literaria y artística, cuento y poesía. Ha publicado los libros: Jazz (Aduana Vieja, 2018), Sepia, (Betania, 2017), 13 poetas (Hypermedia. Selección, edición y prólogo, 2017), Dossier Mireya Robles (La gota de agua. Selección, edición y prólogo, 2017), Luces (Editorial Silueta, 2013), La luz que conduce a los poetas (Alphabeta. Selección, edición y prólogo, 2013), Isla (Alphabeta, 2012), Solitar (Alphabeta, 2012), Las Horas (Strumento. Selección, edición y prólogo, 2011), Ripios (EntreRíos, 2006), Ripios y epigramas (Génesis, 2001), El Exégeta (El mar y la montaña, 1995) y Dos cuentos (Ediciones Talleres, 1987). Obras suyas se encuentran en otras publicaciones como: La crónica más larga: periodismo cubano en el exilio (España, 2016), Antología de la poesía cubana del exilio (España, 2011), La Mujer Rota (México, Poesía, 2008), Muestra Siglo XXI de la poesía en español (España, 2005), Viendo caballos rojos bajo el mar (Cuba, Cuento, 2004), Epigramas (Cuba, Poesía, 1994), Lauros (Cuba, Poesía, 1989), Lenguas Recurrentes (Cuba, Poesía, 1982) entre otras. Codirige las editoriales EntreRíos y AlphaBeta. Ha colaborado en las publicaciones: Diario de Cuba, Cubaencuentro, La Araña Pelúa, The Big Time, Decir del agua, Linden Lane Magazine, La zorra y el cuervo, Revista Nagari, Revista Conexos, Revista Suburbano, La Peregrina Magazine; escribe para El Nuevo Herald.

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Un comentario el “Recordar a Elena

  1. baracoa66
    05/01/2020

    Merecido homenaje ,a la poeta , escritora y mujer.
    gracias Ena

Los comentarios están cerrados.

Información

Esta entrada fue publicada el 22/12/2019 por en Poesía, Reseña.
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