ENTONCES ME BESASTE Por celebrar el cuerpo, tan hecho de presente por estirar sus márgenes y unirlo al círculo infinito de la savia nos buscamos a tientas los contornos para fundir la piel deshabitada con el rumor sagrado de la vida. Tú me miras colmado de cuanto forja el goce, volcándome la sangre hacia el origen y las ganas tomadas hasta el fondo. No existe conjunción más verdadera ni mayor claridad en la sustancia de que estamos creados. Esta fusión bendita hecha de entrañas, la arteria permanente de la estirpe. Sólo quien ha besado sabe que es inmortal. YAGO BAZAL SE DEJA VER DOS HORAS La luna nueva late dentro del corazón de un hombre declarado clandestino. Es una noche oscura como un crimen. Yago Bazal avanza monte abajo entre sombras azules que susurran su historia. Porque los ideales se volvieron ceniza hace tiempo que Yago no hace fuego. Así, va dejando jirones de sus mejores sueños en las plateadas jaras a su paso. Lo recuerda muy bien. Un búho reconoce el rostro tenso a veces decidido a rebelarse contra quienes lo excluyen de los seres humanos aunque otras veces también muestra, de pronto, el cansancio plomizo y demacrado de una lucha sin plazo. Hay pocos camaradas y mucha escarcha rota. No es la palabra frío la que agrieta la cara ni amorata los dedos en las botas deshechas. Es el frío de verdad. Es el frío espeso de esta primera Navidad después de la derrota pegándosele al cuerpo igual que una serpiente. En la guerra Yago había odiado las palabras. Podía notar el pulso tibio como la tierra en las letras de sangre. Sin embargo, ahora sabe que no son las palabras quienes matan. Cada letra es un pez en el océano, un árbol florecido, pero hay labios que usan las palabras como se usa una ametralladora. Fuera se han encendido las farolas ausentes de la calle. Mientras, suspira muy despacio. El frío le acompaña como entonces. Si cierra bien los ojos fatigados Yago se puede ver trepando el muro de su propia huerta acallando a sus perros penetrando furtivo en su mísera casa de trigo húmedo y ajo. Aún puede oír el sollozo desvalido de la mujer que ama al verlo tan delgado y polvoriento. Todas las noches Yago vuelve a huir monte arriba con pocas provisiones y un beso triste quemándole los labios con los ojos perdidos de los hombres cuyo futuro ha sido demolido. Todos nosotros somos ahora y para siempre las pisadas de Yago contra la piedra helada, yo soy el pan callado de aquella Nochebuena, tú eres la luna oscura que le ayuda a esconderse. Y hoy es mil novecientos treinta y nueve. EL DISCRETO ENCANTO DE LA AUTENTICIDAD Fue Antoine de Saint-Exupéry quien dijo que conocer a alguien no era memorizar su nómina y su oficio sino saber si amaba los geranios… vas contando radiante mientras corres al abrigo del tiempo rasgando una guitarra imaginaria. Yo apenas te conozco de esa manera convencional y triste en que se miden las gentes rigurosas las mismas que calculan circunspectas los números ajenos, las posibilidades de establecer un marco común satisfactorio como base de sólidas alianzas que redunden en beneficios mutuos. Afortunadamente ignoro todo eso. Pero sé muchas cosas. Aprendí navegando tu mirada infinita que los días nos premian sólo a veces con veinticuatro horas que un pez es el vecino del charco de la esquina y la esquela de un príncipe un folio de papel. Si conocer es verte sin que te vean los ojos soñar a tumba abierta y no saber quién se adueña de quién pulimentar la luna izar contigo todas las banderas exentas de pecado vislumbrar el secreto elevar al cuadrado la risa de la tierra escuchar sin abismos tender la mano igual que quien construye un puente. Entonces, te conozco.
Raquel Lanseros nació en Jerez de la Frontera (España) en 1973. Es una de las voces más premiadas y reconocidas de la nueva poesía española.
Ha publicado los libros de poemas Leyendas del Promontorio (Ayto. Villanueva de la Cañada, Madrid, 2005), Diario de un destello (Editorial Rialp, Colección Adonáis, Madrid, 2006), Los ojos de la niebla (Editorial Visor, Madrid, 2008) y Croniria (Ediciones Hiperión, Madrid, 2009), (Ícono Ediciones, Bogotá, 2012) y (El Suri Porfiado Ediciones, Buenos Aires, 2012). Además, su obra ha sido reunida en las antologías personales La acacia roja (Ediciones Tres Fronteras, Murcia, 2008), Un sueño dentro de un sueño (Ediciones del 4 de agosto, Logroño, 2012) y A las órdenes del viento (Valparaíso Ediciones, Granada, 2012).
Entre los galardones que ha recibido por su obra poética destacan el Premio Unicaja de Poesía, un Accésit del Premio Adonáis, el Premio de Poesía del Tren 2011 y el Premio Antonio Machado en Baeza.
Su obra ha sido incluida en numerosas antologías en España, Italia, México, Nicaragua, Colombia, El Salvador, Chile, Perú, Argentina, India, Estados Unidos o Turquía. Licenciada en Filología Inglesa, colabora con poemas, traducciones y reseñas críticas en diversas revistas literarias y publicaciones periódicas. Poeta capaz de expresarse en siete idiomas, parte de su obra ha sido traducida al inglés, francés, italiano, holandés, hindi, turco y portugués.