Un nuevo rostro me miraba.
La tercera mujer se sentó a su lado.
Yo pagaba el café, ella el almuerzo.
Caía
silencio
Ella miraba. Él miró al aire, yo hacia un lado.
No había habido baile todavía. Dos palabras se atraparon
entre las ruedas:
¿Y tú?
Acariciaba su brazo, ella, buscaba afirmación. Él felicidad.
Su brazo era precisamente ese intermedio.
La tercera mujer fui yo. Miré hacia un lado, ella también, a él.
Él le tocó la mano, la miró a los ojos, su café, y a mí de soslayo.
Señorita, su hora de embarque.
Una bici roja me dice que empezó la tarde, en primavera.
Una barriga que pedalea despacio, rostro de albañil.
Camiones alborotan, yo
tiendo a melocotón, a mediodía.
Borrado uno.
Mujer naranja corretea, tacones, ella, bolso en mano.
Piel aún cohibida.
Borrado dos.
Gemelos que ríen, buenos genes,
todavía cosas que contar
Borrado tres.
Ella trenza teñida, zapatillas,
On travaille, carga su vida como si nada.
Abuela en pelo, ella transparente,
Todas las fotos que no tomé,
rostros que no capté,
miradas que perdí.
Es peligroso, fumar.
Es peligroso
que se evaporen las imágenes,
que se disipen los recuerdos.
Es peligroso, fumar.
Es peligroso.
Allí pasa
pavo real y cascanueces, ella,
crujiendo notas musicales,
tan ligera,
abriendo palabras que hormiguean
las sienes por la ciudad.
Líneas,
dibujos de jazz en el aire,
pasos y Fred Astaire. Llueven
canciones por la avenida.
Burbujas
bailan en las mejillas:
brrpapá
brrpapá
papa,
Una historia de esa niña, esta mujer.
Sonidos mimados van descosiendo
silenciosas palabras de la piel.
El espacio borbotea, todo brota
hacia afuera,
hacia arriba
y tan lindo, tan.
Nanne Timmer (La Haya, 1971) es poeta y ensayista. Como investigadora se ha ocupado principalmente de la narrativa latinoamericana contemporánea. En cuanto a ficción ha publicado Einstein´s three fingers (La Haya: Doublepoint, 2011), un libro que combina movimiento, poesía y fotografía, y el poemario Logopedia (Amberes: Bokeh, 2012). Su poesía se escribe principalmente en español (pero también en -y entre- varias lenguas), y la ha combinado con instalaciones o performances en los que lenguaje y danza devienen actores en diálogo.
Voy leyendo, hasta ahora, Nanne es la que más me gusta, tiene frescura. A Pacheco lo dejo para el final. Seguiré contándote mis impresiones.