Además de poeta,
Madre:
un rato por las noches
y los fines de semana;
costurera diplomada,
nutricionista empírica,
médica autodidacta,
artesana,
medio bibliotecaria,
articulista inédita,
algunos estudios
en letras y sociología,
habría que agregar :
hilvanadora de lunas,
coleccionista de sueños,
– con el respectivo costo
de lágrimas, risas
y desvelos –
es decir,
enamorada indómita
del milagro universo,
del movimiento eterno,
…. de la vida.
Yo
te quiero desnudo
intenso en tu paisaje
de paraíso mío
noche-día fundidos
fuego
estallando en mis manos.
Yo
me quiero desnuda
emergiendo del polen
líquida en tu lenguaje
de rosas subterráneas.
Venada de tu pasto
me quiero libre
y ávida.
¿Y qué quiere este dios que me habita?
Ese dios poderoso mueve tiempos, afectos.
Manipula palabras.
Él me quiere en su huerto
y yo busco una estrella más allá de sus lares.
Ese dios no me dice y me deja lanzarme,
pero me cierra puertas, me interpone silencios.
Deja noches sin alma y paredes inmensas.
Me las clava en las manos, en los pies, en el pecho…
¿Qué le pasa a este dios que es amor y castigo?
¿Qué reclama de mí, qué le falta, si es todo?
Me detiene, me amarra, me devuelve a su fuego,
a su infierno divino…
Y yo lo sé, es su tiempo. Es mi tiempo de él.
Cierro puertas, ventanas. Acomodo mi piel en su alma.
Y como un caracol me recojo hacia mí, hacia él, que soy yo
Hay una niña que abre un libro de cuentos.
Ella, palabra de amor, sílaba de sueños,
es un jardín de risas, ama a su perro.
Pinta abrazos y soles para su pelo.
Ella duerme en las tardes y hace tareas
su boca cantarina llama a su hermana.
Juntas inventan mundos donde son flores
y árboles, que amorosa, besa la tierra.
Es una niña clara como la lluvia
manantial… si está triste.
No abre su puerta blanca a las mentiras
su corazón es bosque, su madre, cielo.
Hay una niña que abre un libro de cuentos
y de pronto la noche es pesadilla
todo gira a la inversa, ella está sola
con su grito y su angustia
sola en su súplica.
Una mano que ama se vuelve garra
uno a uno desangra todos sus sueños
en minutos la muerte devora pájaros
siembra el dolor y el llanto
en las manos abiertas de una niña.
Hay un libro de cuentos que está cerrado
una niña misterio dentro de sus páginas
un abrazo homicida, perenne, impune
una ley que se tuerce contra la vida,
¿Quién devuelve nidos y árboles
a las manos tan limpias de Katia?
¿Quién se atreve a jurar su derecho
a soñar con un mundo de iguales?
¿Quién le presta un cuaderno
donde escriba confianza
sin que sangre su miedo
sin que un gesto falaz y asesino
la aniquile y la haga pedazos?
¿Quién defiende a miles de niños y niñas…?
Hay un libro de cuentos cerrado.
Hay culpables en casas abiertas.
Un enjambre de mentira y muerte
un desgarro que lucha por ser esperanza.
Hay un país al que le queda muy grande su nombre…
Uno que otro día
me amanece el deseo de invitarte a un café,
de abrazarme a la certeza
con la que me nombraste para siempre.
Quiero escuchar como respira en vos el universo,
descubrirme,
en el milagro sin edad de tus pupilas.
Días en los que necesito darte gracias
por lo que me concediste infinito,
por la posibilidad de hacer y re-inventar
cada trozo de mi vida a mi propia semejanza o a la tuya.
Por la angustia y la fe en lo que anhelo,
por la alegría dulce de los frutos.
Este amor mío renegó tanto de nombrarte.
Se ufanó de sí mismo,
evadiéndote,
refugiándose en tu sustancia,
cumpliéndote en tus principios,
pero sin la humildad serena de aceptarte.
¿De qué he huido?
Si todo rumbo me devolvió tu aliento;
si toda libertad, sin vos, siempre fue cárcel.
Aquí estoy otra vez,
emergiendo de tus entrañas:
confiándote mi vida,
abandonándome a tu ímpetu,
despertando a tu amor,
fundiéndome en tu nombre.
Silvia Elena Regalado Blanco. San Salvador, 1961.Se graduó de Licenciatura en Relaciones Públicas y Comunicaciones por la Universidad Tecnológica de El Salvador (1998), Máster en Administración Educativa por la Universidad Latina de Costa Rica (1999), y Diplomado en Pedagogía por la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas, UCA (1999). Ha publicado cuatro libros de poesía (Pieles de mujer, Desnuda de mí, Izquierda que aún palpitas y Como cielo por mis venas). Ha ganado cinco premios nacionales. Es editora de la COLECCIÓN JUNTAS LLEGAMOS A LA PALABRA (2002), que publicó a seis poetas salvadoreñas, y de la COLECCIÒN VERSO CRECIENTE, que ha publicado a la fecha cuatro títulos de poetas jóvenes centroamericanos. Actualmente es la Directora de la Casa del Escritor, Museo Salarrué, Secretaría de Cultura de la Presidencia. Facilita talleres de creación literaria.
Una poesía muy femenina, que no feminista. Me ha gustado mucho, porque no es pretenciosa; y porque está permeada de una sensibilidad auténtica.
Me gustó, lloré, me miré allí; miré a mi Dago y a mis hijos…gracias!!
Muy bello y tierno «Curriculum». Muy humano y maternal y autentico «A Katia Miranda Jimenez»; dramatico el cambio que se opera a mitad del poema entre un libro de cuentos que se abre y otro igual
que se cierra