Revista Conexos

Una revista de arte y literatura, sin fronteras generacionales ni geográficas

Tijera

JENEI GYULA

TIJERA

Abuela tenía varias tijeras: unas pequeñas y otras grandes, muy afiladas. Mi preferida es la que tiene sobre la empuñadura de sus patas el retrato de un hombre y una mujer, quienes hace más de cien años se miran. El hombre está a la izquierda y la mujer a la derecha; sus facciones ya casi no se perciben, los retratos sea como sea son pequeños. Abuela afirmaba que eran Francisco José y Sissi. Ella claro la llamaba, la reina Elisabeth y tras sus gafas de patilla miraba con ojos muy cansados las cabezas gastadas a las que yo tendría que dar brillo con papel de lija. Escribo estos versos y ya no recuerdo si abuela compró o si le regalaron la tijera cuando era aún una mujer joven, en la época de la monarquía. De niño, la escuchaba contar, feliz de todo, de su marido que era mecánico y también de Jolánka, la hermana de este, que murió de disentería a los doce años. Entonces mi padre tenía solo seis años pero sobrevivió. Luego, abuela contaba de la coronación de Carlos y Zita; en aquel entonces vivían todavía en la capital. Mencionaba con estimación a la pareja real y yo cortaba algo con la tijera. Las caras de Francisco José y de Elisabeth se acercaban con cada corte pero nunca se alcanzaban, solo los anillos crujían resecos con un sonido metálico, y los filos se rozaban. Y el pasado se diluyó en el futuro y enterré a abuela y olvidé sus historias. Solamente quedó de ella la tijera y la caja de coser con el dedal, luego el dedal también se perdió.

Haré afilar la tijera y la dejaré encima de mi escritorio; cuando escriba, miraré al rey y a la reina, cuya infelicidad desapareció hace tiempo en los cuentos y los libros, en las películas que tratan sobre ellos, en los regalos, y en los objetos de Schönbrunn que llevan sus caras.

De niño, hacía rechinar la tijera, y más tarde, como adulto también, cuando necesito cortar algo o si tengo un sobre para abrir. Me gusta hacerlo aunque no me interesan los reyes, como tampoco me interesa el poder y quien nació en él. Eso, lo de nomeinteresa no es exactamente así, tal vez debería ser más explícito. Por qué no matizar las afirmaciones y las dudas, darles brillo con papel de lija; lo superfluo se gastará y quedará únicamente el hombre y la mujer, dos caras en una tijera: la desventura de tiempos de antaño, de tiempos de paz.

Traducción de György Ferdinandy y Sebastián Santos-Petroff
Edición al cuidado de E. M. V.

Este texto pertenece al libro Dónde estaría (Editorial Silueta, 2014).

Dondeestaria

Dónde estaría
(Editorial Silueta, 2014)

 

 

Jenei Gyula (Foto de Csaba Illyés)

Jenei Gyula
(Foto de Csaba Illyés)

JENEI GYULA nació en el corazón de la gran llanura húngara. Poeta, periodista y reportero radial. Cursó estudios en la Universidad de Szeged. Fundador de la revista literaria Eső (Lluvia). Ha publicado seis volúmenes de poesía. Actualmente es profesor en un colegio de Szolnok.

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Un comentario el “Tijera

  1. Ximena Gomez
    02/02/2014

    Bello texto, gracias

    Ximena

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Esta entrada fue publicada el 01/02/2014 por en Narrativa, Poesía.
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