¿Erótico o pornográfico?
(Un estudio en busca de los lindes literarios. Parte I)
Los conceptos Erótico y Pornográfico, en el mundo moderno, arrastran una cola enorme de contradicciones e igual gama de dictámenes negativos y positivos, que se desprenden de las variadas exégesis recogidas desde el mundo clásico hasta hoy. Opiniones generalmente prejuiciosas, enquistadas en sociedades llenas de tabúes y restricciones.
En el momento en que el hombre decide liberarse de las vestiduras para mostrar sus beldades, surge la más grande conquista del cuerpo: el desnudo artístico. La sensualidad se encuentra en todas partes, y se atiza en la mirada, el tacto y el olfato; estimulando y recibiendo la incitación, para deleitar y embestir. Pero comencemos desde el principio.
La Prehistoria es el período de la humanidad que se extiende desde la aparición del hombre hasta el comienzo de la escritura. Este largo período, se divide en tres grandes etapas: el Paleolítico, el Neolítico y la Edad de los Metales. El hombre apareció en la tierra hace mucho más de quinientos mil años y su primera gran conquista fue el fuego, justamente el elemento de más fuerte representación erótica y sexual.
El fuego, proveedor de luz y calor se encuentra generalmente vinculado con actos eróticos: baños con velas, cenas con velas, inciensos para ambientar la habitación de los enamorados y los lugares de encuentro, hogueras encendidas que incitan y atraen… La llama es un estimulante avivador del deseo sexual. Activa el poder, la adrenalina, la avidez, y envuelve los sentidos en el letargo vivificador del placer. No por coincidencia uno de los libros más emblemáticos y completos sobre el erotismo alude al fuego: La Llama doble del maestro Octavio Paz; una clase magistral que el escritor brinda al mundo en ese largo ensayo: El fuego original y primordial, la sexualidad, levanta la llama roja del erotismo y ésta a su vez, sostiene y alza otra llama, azul y trémula: la del amor. Erotismo y amor: la llama doble de la vida.1
Referencias de la prehistoria que han llegado a nosotros, revelan que desde el mismo surgimiento humano existe el erotismo, tal vez antes, con los protozoos y celenterados. Hay muestras de frescos de la época prehistórica, dejadas por el Neandertal y el Cromañón, pintados en los muros de las cavernas. Algunos de ellos muestran con aliento erótico, imágenes de posiciones entre humanos y también entre animales. Debemos recordar de nuestras primeras clases de historia, que la mujer prehistórica se convierte en La Madre Naturaleza, debido al poder que adquiere gracias a la procreación, de ahí que la primera forma de mandato fuera precisamente el matriarcado. La representación de esa mujer, ha llegado a nosotros no sólo en los frescos de las cuevas, sino también debido a las figurillas esculpidas rescatadas, esculturas prehistóricas o Venus paleolíticas de connotaciones mágicas, místicas, sagradas y eróticas, caracterizada por: abdomen y senos fláccidos; piel colgante, piernas cortas y macizas; y también, senos, caderas, torsos, nalgas, vientres voluminosos. Ese era sin dudas el ideal estético de la época, el gusto primitivo de todos los países, los cánones de perfección y erotismo, que eran representados por aquellas matronas con la milagrosa capacidad de la procreación. Entre esas famosas Venus, podemos encontrar las de: Brassempouy, Willendorf, Lespugue, Kostienki, Menton, Laussel, Losange, Sireuil, Savignano, Tursac, Dolni Vestonice, Mal’ta y Monpazier…
Ni en la antigüedad, ni nunca, el sexo ha sido únicamente un acto de procreación y en algunas religiones como la pagana, desde sus inicios, se realizaban ritos sexuales a modo de muestra espiritual y de purificación para la concepción. Los actos sexuales para procrear, se transformaban en rituales de adoración a los dioses de la reproducción y la procreación, para ello, en el espacio preambular del sexo, se efectuaba una liturgia con alta carga erótico-mágica. En las paredes de las cuevas quedaron también las muestras de aquellos rituales tribales en época de la ginecocracia.
Las grandes civilizaciones del mundo han expresado sus necesidades y manifestaciones sexuales, según la forma en que demuestran el deseo y la posterior satisfacción del mismo. De cualquier forma a partir del surgimiento de la práctica del erotismo, comienza entonces la culturización del sexo y viceversa; el hombre va dando forma a su deseo, juguetea con sus instintos y abre la compuerta donde se guarecían las inhibiciones y tabúes, pero también, el recato y la mesura. Por estas y otras razones, muchas religiones, se esfuerzan en el control del sexo —la más severa forma de control humano— y a través de ello; lo que antes era un acto de purificación es conceptualizado, como un acto lascivo. El cristianismo de pronto blandiendo La Santa Biblia, convierte el placer sexual en pecado original, algo podrido y sucio que debe atacarse severamente, y dosificarse mediante dogmas y reglas, ya que teme perder el control en el hombre que encuentra en el sexo su liberación; pero el fenómeno erótico pierde el centro, deja de ser un descubrimiento de práctica aislada, para convertirse en un ¡Boom! de la civilización, un juego dulce y perverso, que a medida que va sofisticándose, se transforma en un arma de control incalculable para el desarrollo social: El sexo recreativo con grandes dosis de erotismo absorbe al sexo procreativo, se hace de lo erótico un negocio para la comercialización en las ya establecidas sociedades de consumo; los medios de comunicación, acaparan las imágenes cada vez más eróticas, abarrotan la información y la publicidad de forma directa o subliminal. Es la conquista por un fenómeno atacado y condenado, sobre todo por la iglesia católica y otras religiones, una conquista provocada por las sociedades que se declaran «tolerantes» o «liberales», según sus tendencias a la hipócrita mojigatería. Un triunfo de la libertad, muy a pesar de que algunos erotólogos, como P. Klossouski, consideran que con el boom del erotismo, se perdió el concepto erótico «per se», y se desarrolla la pornografía.
La literatura erótica se ha escrito en todas las épocas y medios sociales, mucho antes de la aparición de la imprenta, en los pictogramas e ideogramas. Muestras son el Arte Rupestre que quedó plasmado en instrumentos, cuevas y piedras, con admirables imágenes de posiciones eróticas y hasta de rituales erótico-sexuales. Escritores de cualquier formación y cultura han incursionado por esta vertiente literaria, desde los antiguos griegos: Anacreonte, Homero, Safo; pasando por los latinos Horacio, Virgilio, Catulo y siguiendo con los contemporáneos como Bretón, Vallejo y Borges, por solo citar algunos. La presencia femenina ha dejado su marca, y no debe causar asombro el saber que representantes religiosas como Teresa Cepeda y Ahumada (Santa Teresa de Jesús), Sor Juana Inés de la Cruz y otras, compartieron el mismo pedestal junto a la legendaria y erótica Safo, usando la poesía sensual como forma de expresión liberadora.
Ya toda me entregué y di,
y de tal suerte he trocado
que mi Amado es para mí,
y yo soy para mi Amado.
Cuando el dulce Cazador
me tiró y dejó rendida,
en los brazos del amor
mi alma quedó caída
y cobrando nueva vida
de tal manera he trocado
que mi Amado es para mí
y yo soy para mi Amado.
Tiróme con una flecha
enarbolada de amor
y mi alma quedó hecha
una con su Criador;
yo ya no quiero otro amor
pues a mí Dios me ha entregado
que mi Amado es para mí
y yo soy para mi Amado.
Glosas sobre aquellas palabras «Dilectus Meus Mihi»
Santa Teresa de Jesús (España 1515 – 1582)
Veamos también el poema “Phainetai Moi Kenos isos theoisin” de Safo, en la traducción de William Carlos William (considerada la mejor hasta el momento).
Par de los dioses el hombre que,
frente a frente, se sienta a escuchar
tu dulce voz y tu adorable
carcajada.
Eso es lo que provoca en mi pecho
este tumulto. Con sólo verte
mi voz se quiebra, la lengua
se me anuda.
De inmediato corre por mis miembros
un fuego delicado: Ciegos
están mis ojos y algo ruge
en mis oídos.
Brota el sudor: Un temblor
me hace su presa. Estoy más pálida
que la hierba seca y casi
muerta.
Desde la época de Catulo, que fue el primero en traducirlo, este poema es considerado uno de los mejores de la poetisa, y surte una atracción casi enfermiza entre los historiadores, traductores y literatos, debido a la belleza y el erotismo de sus versos. El poema resulta de una delicadeza incuestionable, por eso hay que leerse a los poetas a la luz de sus días, y a la de los nuestros. La característica fundamental de la obra toda de Safo es el erotismo, aunque muchos la consideren sexual, o encuentren su sensualidad impregnada de pornografía. Es justamente Safo quien nos envía el mensaje desde tiempos remotos, para que tomemos consciencia de que lo erótico civiliza.
Se ha demostrado, que el erotismo no es un fenómeno únicamente humano, como se ha repetido hasta la saciedad queriendo disimular nuestra base animal, lo que sí es cierto es que con la actitud erótica, el hombre comienza a expresarse conscientemente, debido a la necesidad del hombre de preludiar el acto sexual para mayor disfrute, y también para retrasarlo y establecer cierta voluptuosidad y morbosidad, que garanticen un goce físico espléndido. Con el desarrollo de la información y la cultura, el hombre se percata que con la imaginación y un preámbulo, el acto sexual puede realizarse con una complacencia mucho más allá de lo experimentado hasta el momento, de ahí, que surjan varias dualidades que entran en el juego de este proceso: amor-erotismo, deseo-placer, insinuación-inhibición, contacto-goce, tabúes-censura, prejuicio-represión… Buenas o nocivas, éstas y otras dualidades se presentan generalmente a la hora de la conquista, y conforman un todo que completa en ocasiones favorablemente la consumación del sexo.
1 Paz, Octavio. La Llama doble (Editorial Seix Barral, S.A. Barcelona, España 1993, p. Liminar, 7.
Ena Columbié
(Foto de Axel Stein)
ENA COLUMBIÉ (Guantánamo, Cuba). Escritora y artista gráfica. Licenciada en Filología. Ha publicado los poemarios: Ripios y Epigramas (2001), Ripios (2006), Solitar (2012) e Isla (2012). En narrativa: Dos cuentos (1987), la antología Las horas (2011), el cuaderno de crítica literaria El Exégeta (1995), y Luces (Editorial Silueta, 2013). Textos suyos han aparecido en las antologías Lenguas Recurrentes (1982), Lauros (1989), Epigramas (1994), Muestra Siglo XXI de la poesía en español (2005), La Mujer Rota (2008), y Antología de la poesía cubana del exilio (2011) entre otras. Codirige las editoriales, EntreRíos y AlphaBeta. Dirige el blog de ensayo y crítica de arte y literatura El Exégeta. Reside en Miami.
¡Bravo! Olvidaste a Georges Bataille y su descomunal «L’Érotisme»; verdadera Biblia de la relación entre el sentimiento místico religioso y el amor. Este tema no se agota por mucho que se profundice mediante sucesivas meditaciones. Excelente esta que has publicado.
Este artículo a mí me llegó de manos de una persona que jamás espere, me llegó justo en un momento del día en el que no disponía del tiempo para leerlo, eso pensé hasta que leí la primera tres líneas, luego todo se postergó y estas lineas se convirtieron en lo único importante que debía hacer en ese momento. Es muy difícil combinar el arte con la investigación, los investigadores tratan de hacerte llegar todo el contenido su búsqueda, de su investigación, pero olvidan la magia de mantener al lector cautivado, Ena Columbie, para mi la Pitu, conoce perfectamente el amalgama entre la información y lo cautivante, entre lo sorprendente y lo tivio. Siempre he tenido mi propia interpretación de lo pornográfico y lo erótico, pero finalmente alguien se digna a definirmelo, a compartirme una verdad que ahora apropio. Una vez más repito: MIS RESPETOS. Gracias!!!
Entre tanto sudor, el aire cortante de tus alturas. Impecable Maestra!
Tema interesante,intenso y con muchas aristas para estudiar………