Trazas de chocolate en mi suero de vainilla
La gente dice que somos vainilla
que la homogeneidad es lo que nos define.
La gente dice cosas de las cuales
no tienen más que simples sospechas.
Sentados en esas impersonales heladerías
se aventuran a decir
mientras la chica de delantal blanco con vuelitos
lleva sus pedidos
que es como decir
obedece sus órdenes.
La gente toma suero de vainilla
a la hora en que nosotras iniciamos la noche
y llueve oro dentro de nuestras bocas
y con manos infantes yo ajusto tu corsé
y con lengua de esponja tú me lames las botas
y nos damos profundos besos negros
mientras vemos la chica de delantal blanco con vuelitos
en la pantalla del televisor.
El delantal es parte de la historia
la historia de otra chica de manos pequeñísimas
mas, expertas en asuntos de fisting
cuando su mano entra es la tuya que sale.
La gente no está preparada para el fisting
pero en cosas de amor
todo cabe en un puño.
My little pony
No fue porque en mi adolescencia
hubo de echarme a tierra un caballo cerrero,
ni porque la equitación era un deporte que yo desconocía
ni porque a cada rato pasaban por la televisión los animados de Twilight Sparkle
y Applejack
y Rainbow Dash
y Fluttershy
y Pinkie Pie
y Rarity
los ponis que luchaban por salvar el arcoíris
(subrepticio mensaje de lo gay),
ni porque en el zoológico
al que iba con mi padre los domingos
poníamos azúcar en la boca de las yeguas
con que paseaban a los niños alrededor del ruedo.
Mucho menos debido al dolor en la pelvis que sentí
de retorno al albergue
tras la jornada en el surco escolar
montada con un chico desconocido
—como quien dice— a pelo.
Fue por otras razones:
porque me deleitaba el sabor a metal del arnés en mi boca
por el escozor dulce de la fusta en mi lomo
por tus órdenes mansas de “arre” y “so”
por las espuelas de tus botas hincando mis costillas
tus botas de auténtico cuero Made in Spain
y porque al contemplarme así vestida en nuestro espejo
yo era un animal perfecto.
Extasy en Berlín
Ella tenía un sueño
secretamente ansiaba comprarse un par de botas
de esas que la gente llama “punta estilete”
altas
hasta el borde superior de la rodilla.
Las había pensado negras
pero no era el color lo que importaba.
Ella tenía un sueño
en su sueño
alguien parecido a Julianne Moore le lamía las botas
mientras veían Aimée & Jaguar.
Ella y Julianne Moore tenían su sesión
y la punta estilete encontraba su funda
en pequeños y oscuros agujeros.
Mientras el DVD Made in China proyectaba
la escena clásica de
“tú serás Aimée y yo seré Jaguar”
ella soñaba con pequeños y oscuros placeres
agujas de coser
gotas de cera
bordes y puntas capaces de hacer lo suyo
con violentísima paciencia.
Tú serás Aimée —decíale ella a Julianne Moore
y hacia su bota dirigía la cobriza cabeza.
Yo seré Jaguar —decíase a sí misma
y hacia el borde superior de su rodilla dirigía la mirada.
Ella tenía un sueño.
Anisley Negrín
(Foto cortesía de la autora)
Anisley Negrín (Santa Clara, 1981). Narradora y poeta. Licenciada en Derecho por la Universidad Central “Marta Abreu” de Las Villas, 2004. Tiene publicados los libros Sueños morados/ Sueños rojos (Ed. Sed de Belleza, 2008), Feeling (Premio de Literatura “Félix Pita Rodríguez”, Ed. Unicornio, 2008), Temporada de patos (Premio “Alcorta” de Literatura, Ed. Cauce, 2008), Diez cajas de fósforos (Premio “David”, Ed. Unión, 2009), Mundo Báthory (Premio “Hermanos Loynaz”. Ed. Loynaz, 2011) y Todos vamos a ser canonizados (Premio “Sed de Belleza”, Ed. Sed de Belleza, 2013). Ha obtenido premios como el “Ser en el tiempo”, 2009 y la Beca de Creación Prometeo que otorga La Gaceta de Cuba, 2013; además de menciones en el Premio Iberoamericano de Cuento “Julio Cortázar”, 2008 y 2011. Su libro Sueños morados/ Sueños rojos fue escogido para integrar la colección “La puerta de papel” en el año 2009. Cuentos suyos han sido publicados en revistas y antologías dentro y fuera de la Isla.