Revista Conexos

Una revista de arte y literatura, sin fronteras generacionales ni geográficas

Poema con neblina (1) y otros

SERGIO GARCÍA ZAMORA

 

Pienso que la neblina es acaso el aliento
de Dios soplando al alba, empañando el paisaje…

Dulce María Loynaz

 
Poema con neblina (1)
 
Poemas con neblina,
horrendos poemas con neblina
donde nunca se logra conducir,
si no es a riesgo de estrellarse.
Los nuevos poetas neblinosos
gustan de nombrar a Londres
sin haber ido a Londres,
como si la neblina
fuese privativa de esa ciudad,
como si no hubiese neblina
en otros países, en otras ciudades
que conquistó Inglaterra.
Poemas con neblina,
horrendos poemas con neblina
donde las luces del auto
descubren tu doble fantasmal.
Los nuevos poetas neblinosos
gustan de tenderse sobre la hierba
como un cuerpo más bajo la neblina,
a riesgo de agarrar el Gran Resfrío
y morirse sin ver Londres,
sin ver otra ciudad ni otro país
espléndido como Inglaterra.
Poemas con neblina,
horrendos poemas con neblina
que me hacen recordar a mi abuelo:
hoy habrá un sol tremendo.
 
 
 
Poema con neblina (2)
 
Gracias, Auden, por tu Niebla
hermana de los humos neoyorquinos.
Lámparas de gas colgaré de mi cabaña
para verla venir desde los bosques
hermosa como la Doncella de Orleans,
como la virgen guerrera a quien traicionan
porque es dueña de un fervor inexplicable,
de un fervor siempre peligroso.
Los libros de Historia nada dicen
sobre la niebla cubriendo a los ejércitos,
prefieren las hogueras y las cruces.
Pero he aquí que en el borde de este siglo,
a espaldas del Papa y sus miopes cardenales,
yo voy a desposarme con la niebla.
Dispongan el tálamo de todas las naciones:
el holán, la seda y el damasco;
dejen volar el ánima de los perfumes
de una ciudad a otra ciudad.
Si alguien dice rascacielos igual dice minaretes.
El velo y el rostro de mi amada se confunden
de forma que ignoro si beso a Ofelia
o al agua de su invisible sudario.
Ahora entrarán los barcos de vapor,
las locomotoras de vapor,
las lavanderías, las cocinas, las fábricas;
vienen con los hermanos, Auden,
los hermanos menores de mi niebla
para que yo no enviude jamás.
 
 
 
Poema con neblina (3)
 
Arrecia la neblina
como suele arreciar la neblina.
(Con parsimonia. Toneladas.)
Los carteros no llamarán
ni vendrá el muchacho repartidor de periódicos.
Hoy no tendremos noticias
porque toda la noticia será la neblina.
Los escolares no irán a clases.
Los maestros querrán ir
pero se confundirán de acera
y entrarán al hospital y luego a la funeraria.
El entierro se encontrará pospuesto
por lo menos hasta mañana. (¡Maldita niebla!)
Los maestros apenados se quedarán.
Los obreros también se quedarán,
pero en sus camas. (¡Bendita niebla!)
Las amas de casa, las buenas amas de casa
(que se acuestan y se despiertan en sus fábricas)
se lavarán las nieblas,
vaciarán la bacinilla de nieblas en el retrete,
tenderán la niebla, barrerán la niebla,
cocinarán la niebla, fregarán la niebla
y tejerán la niebla
con un gato de nieblas a sus pies.
El gobierno por su parte comenzará a preocuparse,
la tarea del gobierno es preocuparse,
incluso por la niebla,
aunque nada como la niebla (¡La neblina!)
para el esplendor de un nación.
¿Cuántos luminosos destinos literarios
no le debemos a la niebla?
Esos jóvenes, por ejemplo, que solo esperaban
una niebla igual a esta (Gordo aliento de Dios)
para decidirse a escribir versos.
Esos jóvenes en un café de provincia
que escriben sobre un país bloqueado por la niebla,
un país de acaparadores de niebla
y de revendedores de niebla.
Producir nuestra propia niebla (Cosecha de frío),
aunque está visto que la mejor niebla
siempre es importada.
¿A cuánto ascendió el barril de niebla
en la última semana?
Arrecia y arrecia la neblina.
Tengan calma.
 
 
 
Poema con neblina (4)
 
Niebla sobre el campo de batalla,
una niebla dieciochesca, un primor de niebla.
No es todavía la niebla amarilla de T. S. Eliot
que frota su lomo contra los cristales,
pero tampoco es ya la niebla medieval
que los trovadores vieron sobre el foso
como una bocanada del Maligno;
la niebla en los umbrales del bosque
(trampa de las brujas)
donde la cabalgadura se niega a seguir
y el jinete se aventura solo en el misterio.
Salir de la Provenza camino a Port Royal
con la ordalía de atravesar la niebla,
niebla sobre el campo de batalla.
En el vientre de la niebla
están los muertos de un siglo luminoso
y yo juego a probarme todas las casacas,
yo juego a despojar todos los cadáveres;
corto la botonadura de oro de los altos oficiales
y me río de los pobres diablos
que solo tienen plomo entre la carne.
Aprendí el nombre de los viejos cañones
para hacerlos resonar en medio del poema
porque uno debe estar armado cuando escribe,
cuando lo rodea la niebla sobre el campo de batalla
como el cuerpo de un dios siempre lastimoso.
 
 
 
Poema con neblina (5)
 
Después de tanta fuente (de Castalia)
después de tanto nudo (giordano)
después de tanto éxtasis (de Santa Teresa)
después de tanta noche oscura (de San Juan)
después de tanto carnaval (Bajtín)
después de tanto proceso (kafkiano)
después de tanto castillo (también kafkiano)
después de tanto laberinto (Borges)
después de tanto infierno (Dante Dante Dante)
después de tanta espada (de Damocles)
después de tanto héroe literario (Bloom, Leopold)
después de tanta angustia (Bloom, Harold)
después de tanto paréntesis (¡buah!)
uno entra a la niebla y encuentra la Niebla,
uno encuentra la Fuente, el Nudo, el Éxtasis
la Noche, el Carnaval, el Proceso
el Castillo, el Laberinto, el Infierno
la Espada, el Héroe, la Angustia,
pero también el Río, el Cuerpo, el Espejo
la Lanza, el Ángel, el Árbol
la Casa, el Camino, el Tiempo…
Entonces uno sale de la niebla
porque todo lo debes devolver.
 
De Poemas con neblina.
 

Sergio García Zamora (Foto cortesía del autor)

Sergio García Zamora
(Foto cortesía del autor)


Sergio Garcia Zamora (Esperanza, Cuba, 1986). Poeta y editor. Licenciado en Letras por la Universidad Central de Las Villas. Autor de Autorretrato sin abejas (Ediciones Sed de Belleza, 2003); Tiempo de siege (Premio Poesía de Primavera 2009, Ediciones Ávila, 2010); El afilador de Tijeras (Ediciones Sed de Belleza, 2010); Poda (Premio Calendario 2010, Casa Editorial Abril, 2011); Día mambí (Premio Digdora Alonso).

Anuncio publicitario

Un comentario el “Poema con neblina (1) y otros

  1. juan carlos valls
    06/10/2015

    excelentes poemas ,de lo mejor de la poesia cubana contemporanea este poeta joven y maduro.

Los comentarios están cerrados.

Información

Esta entrada fue publicada el 03/10/2015 por en Poesía.
A %d blogueros les gusta esto: