Revista Conexos

Una revista de arte y literatura, sin fronteras generacionales ni geográficas

Desde el fondo y otros poemas

NUVIA INÉS ESTÉVEZ MACHADO

 
Desde el fondo
 
Yo nunca tuve mar
ni brazos con qué llevar mi hija a las olas
Nunca tiré piedras al espécimen
mis padres prohibieron el azul
gritaron  »hasta allí los límites
la mirada divisoria entre las aguas
hasta allí la sal  los ahogados
la fría eternidad de los peces en las rocas».
Siempre creí que el mar estaría en cualquier pueblo
en cualquier casa
en cualquier madre
pero mi madre nunca tuvo mar
y en mi casa sólo hubo un balde
donde el amante orinaba su ausencia.
El mar fue un barco que se hundía
un anuncio solitario desde arriba
Pero se fue del país
de mis amigos
Nada hizo mi anzuelo para encontrarlo
lancé botellas a ese hueco que alguna vez fue manantial
lancé la geografía la pulcritud
los delfines tan humanos ante la oscuridad de mi pueblo.
Alguien dijo  »la lluvia nos traerá el mar»
pero no llovió en cuarenta días
ni hubo madres felices ancladas con sus hijos.
El país fue un arca
a ella sólo llegaron animales malditos
(esa ungida inocencia de los animales sin espina
ese vaho silencioso de los amantes oscuros)
El país sólo fue un lugar para los que escapaban
un mapa compartido en la nieve.
«Madre»  grita mi niña
y el nombre a secas me devuelve aguas
«Madre  qué ciudad nos salvará el naufragio
qué aullido nos pintará el silencio
en qué cuerpo quedarán los brazos abiertos
a ese dolor imposible de lo limpio».
Yo nunca tuve un mar tocándome la puerta
deslizando tranquilo por hendijas su recuerdo migratorio
nunca bañé su fantasma contra mi cuerpo
su ácido contra la imperfección del rostro
Pude lanzar mi corazón en una botella
partir desnuda tras las malolientes gaviotas
pero nunca tuve un mar  el soplo de las velas
la danza de su ruido pálido y mecánico.
Quién iba a anunciar las aguas
ese arrepentimiento de los que se hundían sin país
las piedras  la isla
los ahogados  sus bocas abiertas al olvido
Quién iba a empujar hacia este silencio sus tablas.
Hundida el arca
vueltos los animales a esa costumbre oscura de la existencia
el mar retornó a golpearnos
y dolió al cuello la nostalgia bulliciosa del tumulto
Mi hija pintaba barcos en la pared
mientras otro amante flotaba prendido a mi cuerpo.
Ahora que ardo sobre esta isla animal
mi húmedo hundimiento de vida
y mojo la arena desolada donde perdí mi casa
siento el nombre que duele en las costas
esa frígida felicidad sin brújula.
Mi hija y yo también nos hemos ahogado.
 
 
 
Nocturno y oración
 
Necesito una sombra delicada
sobre mi piel  Del tacto la mesura
Un atisbo apacible  la cordura
del gesto que procure la emboscada

Necesito una lluvia ante mis ojos
de palabras hermosas y corrientes
nenúfares o peces sorprendentes
la madrugada tibia  árboles rojos

Necesito tu lengua en mi postura
de niña adormilada  niña impura
que solicita un roce  simplemente.

Si del silencio estalla el mudo grito
es porque poco a poco me marchito
No soy culpable yo  fue la serpiente.
 
 
 
Vocabulum
 
Puede ser un cuchillo lo que gotea mi vientre
los libros que leí no son libros
no son hojas sus hojas ni letras sus letras
habría que ver quien dio forma a la tinta  que no es tinta
No existen filósofos
ingenieros
doctores
barrenderos
esclavos
Amor puede confundirse con odio
si contamos las sílabas
El verso es una línea
la línea es una raya
el corazón es otra víscera
la mesa el árbol
no sé si esto que no quema es sombra
-quiero llamarle abrigo-
Aquello que enfría los alimentos
es un trozo metálico de nieve
El Sol es un fósforo
la noche una pestaña
el vestido que calzo es una flecha
las especias son solo el olor
por qué cilantro o laurel
por qué espejuelos y no antifaz o burla
Eso que me protege el pie
es mi madre.
 
 
 
Porque tengo un alma rara
 
y una mordaza en la boca
lenta lluvia que me azoca
el verso que se dispara
Porque ha borrado mi cara
el lunar de la niñez
y mi cicatriz ya es
tan profunda como cardo
Húmeda y callada ardo
taciturna en el envés.
 
Pero he mirado la luna
y no es un filo en la noche
Atisbo de ella derroche
de manantial y fortuna
Es un pétalo la luna
perfumándome la rara
tristeza que se enmascara
palpitante tras el verso
donde vuelve el universo
a iluminarse en mi cara.
 

Nuvia Inés Estévez Machado (Foto cortesía de la autora)

Nuvia Inés Estévez Machado
(Foto cortesía de la autora)


 

Nuvia Estévez Machado. Poeta y narradora cubana. Nació en Puerto Padre, Las Tunas, 1971. Es Licenciada en Español-Literatura. En el 2001 obtuvo el Premio David de la UNEAC con su poemario Maniquí desnudo entre escombros, el cual fue reeditado en México por la Editorial Verdehalago. Ha publicado además Arrepentida de llamarme Circe, Claveles para Rachel, Penancolía, Últimas piedras contra María Magdalena y Misterio de Clepsidras. Su obra poética ha sido recogida en numerosas antologías en Cuba, México, Estados Unidos, Puerto Rico, Costa Rica, España y otros. Además ha ofrecido conferencias en México y Colombia, y recitales de poesía en diferentes eventos internacionales.

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2 comentarios el “Desde el fondo y otros poemas

  1. Waldo Gonzalez Lopez
    24/01/2016

    VALIOSA POETISA/DECIMISTA QUE ANTOLOGAMOS EN VARIAS ANTOLOGIAS CUBANAS MI ESPOSA MAYRA Y YO. ME ALEGRA QUE ESTE EN MIAMI DONDE SEGUIRA PUBLICANDO Y TRIUNDANDO.

  2. Norge Sánchez
    07/04/2016

    A veces quisiera saber a que distancia se encuentran esos besos que me debe alguien

Los comentarios están cerrados.

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Esta entrada fue publicada el 23/01/2016 por en Poesía.
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