Revista Conexos

Una revista de arte y literatura, sin fronteras generacionales ni geográficas

El regreso de mis gaviotas y Flores alrededor de las manchas

ÁNGEL ALEJANDRO HERNÁNDEZ TRIANA

 
El regreso de mis gaviotas

I

Cuando fabrique para ti un instante
lo haré con madera y polvo.
Con trazas de papel quemado elaboraré un
ungüento, para que no se dañen las praderas.
Desharé las pausas y rasgaré las telas.
Mas si he de llamar a los seres que vagan en las noches
bajo paraguas que despiden luz, y rompen
las copas, los vasos, los preceptos; me fundiré
con las caracolas.
 

II

El laúd ha sido desterrado a una isla a la que no
puedo ir, porque tu canto… (se desplaza)
Me faltan hilos para tejer el suelo que piso; y parches.
Donde la espuma mancha tus dedos,
los ciervos escuchan mis órdenes, pero no me obedecen.
Entonces recuesto mi cabeza donde la tuya.
 

III

El plumaje en las llamas
muere, cuando refleja tus elipses y se bañan las golondrinas.
Donde lo que será vidrio se funde con el cielo,
frágil se sienta y forma parte
de la armonía
Aquí me siento en casa, aquí
soy inasible, con tanto aliento báquico, con
tantas canciones en lenguas bárbaras.
Llevo una semilla en el bolsillo, conozco la
lluvia matinal en mi espalda; Sofía.
Cuando tome todos los badajos de mis campanas y
los entierre en el patio abandonado sonarán a medianoche
anunciando el regreso de mis gaviotas voluptuosas
.
Quiero acercarme pero estoy a tu lado; quiero
tocar el brillo, pero se fragmenta.
Donde yacemos las raíces no terminan de hundirse, los
faroles buscan relevo en tus ojos.
 

IV

Quedo ensimismado cuando clavas agujas
atravesando el ébano y creas un monstruo.
¿Quién dijo que las aves de paso odian la oscuridad?
Veo precisión, esquinas, nada.
La eternidad se encargará de tejernos en su pañuelo.
 
 
 
Flores alrededor de las manchas
 
No creas que con estos versos me voy a disculpar
ni creas que podrás saber más de mis códigos.
Solo quien se halla detenido a observar mis lúnulas
o haya esperado a que enciendan las luces podrá
escuchar el grito ahogado, disfrazado de auto flagelo
en estos versos,
que no harán la revolución
mas esbozan flores alrededor de las manchas.
Pondré sobre papel cada punción en mi sangradura.
Disfruta del petricor, sin mí,
sin mí porque presumo que para entonces
la lúgubre mirada de mis vecinos se tornará placentera,
los vagidos del fondo no me molestarán.
Alfombra roja, roja alfombra.
¿Falta un escalón?
Tu vestido se deshila, mira al frente.
¿Ves ahora el final?
Eres solo una ilusión de una masa amorfa.
Agotaste tu reserva.
Emancípate.
Y cuando te llame será para preguntarte si tu crencha está
bien peinada.
 
 

Ángel Alejandro Hernández Triana  (foto: Omar Sanz Cárdenas)

Ángel Alejandro Hernández Triana
(foto: Omar Sanz Cárdenas)


 

Ángel Alejandro Hernández Triana (La Habana, 1998) Uno de sus relatos fue incluido en Perros y gatos (Casa Editora Abril, 2015), con selección, notas e introducción de Mabel Suárez Ibarra.

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Esta entrada fue publicada el 15/10/2016 por en Poesía.
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