Revista Conexos

Una revista de arte y literatura, sin fronteras generacionales ni geográficas

Lázaro y otros poemas

KEILA VALL DE LA VILLE

 
Lázaro
 
afirman los expertos
que la muerte
no es un evento.
las personas se encaminan
hacia ella
poco a poco
sus órganos en ese tránsito
se van apagando
así como un amor
se ahoga
poco
a
poco
o una planta se seca
de un momento
al que sigue.
 
todo el que ha pasado por allí
lo sabe.
 
por eso, dicen los científicos
a menos que estés abso
luta
mente
cierta
no debes
certificar un deceso.
 
las personas no tienen solo dos
opciones:
estar vivas
o
estar
muertas.
hay quien economiza recursos
y va medio viva
o medio muerta
 
hay la ondulación indecisa
y la agonía
hay el tránsito
 
(seguramente las personas van notándose morir)
 
y también hay la enmienda
sólo el final evidencia
la dirección del vector
dicen los especilistas
del fenómeno de Lázaro.
 
por eso recomiendan observar
atentamente
a quien se apaga
esperar
no adjetivar el arco
tan
de prisa.
 
 
 
En el duelo
 
Sombras largas
vigilantes
como brochas en la brisa
una rama sobresale
sin hojas.
 
No sé por qué elegí las escaleras
para retardar mi llegada
desplazarme en vertical un poco más
alargar la línea tensa del tiempo
me pregunto por qué.
 
Para acelerar el pecho y prepararme
no sé por qué elegí las escaleras.
Piso tres
siempre me pregunto dónde es que nacen los bebés
y de nuevo lo hice.
Piso cuatro, Pasillo gris. Sin bebés.
Me engulle un pasillo a la hora inconveniente
las visitas ya se fueron y aquí estamos
medio fallecidos
fallidos
traspasamos en silencio la puerta inquieta que chilla
despertamos sin querer a los enfermos, que temen
en nuestros gestos y susurros
en la eterna luz gris de neón
lo peor. La muerte es de todos.
Sentada en el duelo soy la mala noticia
la página, doblada en una esquina,
que nadie quiere leer.
 
Afuera un árbol
ramas desnudas pintando la noche
dibujando la periferia
que inauguras.
 
 
 
Sentidos
 

Así como de pronto uno ve la música
oye el color

Roberto Juaardoz

 
I
Dios me queda entre las cejas
y el centro del pecho.
Allí no es sólo músculos
huesos
sangre.
 
Dios me queda allí.
 
II
Por la manera en que me nombras
será lo que dices, o cómo me
pronuncias
 
sé de precipicios.
 
Si digo
chocolate,
puedo no mirar
y
saber
que se derrite
 
se vuelve pasta
 
 
puedo imaginar
mi lengua aprisionada,
lenta
revolviéndose,
soltando líquidos.
 
III
No todo lo que parece es,
pero a veces ayuda.
 
 
 
Pertenecer
 

La casa que me guarda
Kira Kariakin

 
Cae el sol
 
desaparezco bajo el pasto
pozo musgo
que me sumerge.
 
Escucho el silencio
pesante
doy vuelta y me hundo
más.
 
Un manojo
iridiscente
recoge a quien abraza
 
bajo este manto bosque
parque rayuela
humus luz
de loto
 
soy.
 
 
Los últimos tres poemas pertenecen al libro Viaje Legado, publicado por bid & co. editor, en el 2014.
 

Keila Vall de La Ville
(Foto: cortesía de The Americas Poetry Festival of New York (TAPFNY 2017))


 

Keila Vall De La Ville (Caracas, 1974). Autora de la novela Los días animales (2016), el libro de poemas Viaje Legado (2016) el libro de cuentos Ana no duerme (2008-2016); el texto crítico en edición bilingüe Antolín Sánchez, discurso en movimiento: del pixel, al cuadro, a la secuencia. Antóloga de la compilación bilingüe Entre el aliento y el precipicio. Poéticas sobre la belleza. Fundadora del movimiento “Jamming Poético” (2011 al presente, Caracas), y co-editora de las plaquettes Mermeladas para llevar I, II y III, y de la antología 102 Poetas en Jamming. Escribe en la Columna “Nota al margen” del Diario El Nacional y “The flash”, en la revista Viceversa. Su obra ha sido incluida en numerosas antologías americanas. Es antropóloga (UCV), magister en Ciencia Política (USB), MFA en Escritura Creativa (NYU), y MA en Estudios Hispánicos (Columbia University)

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Esta entrada fue publicada el 15/01/2018 por en Poesía.
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