Revista Conexos

Una revista de arte y literatura, sin fronteras generacionales ni geográficas

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ALBERTO QUERO

 
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I
Vuelvo del mundo y de la ausencia,
vuelvo desde el desvelo y la convulsión,
desde el disturbio
del sitio donde el amanecer disfraza
lo exhausto y lo áspero.
Vuelvo desde la caterva, apática y confusa,
desde el gentío que no calla.
Traigo descubrimientos duros y densos,
hallazgos de borde y defensa, de timo y acritud.
Pero el odio cansa
y poco me importa la última furia:
agotamiento lo llamo.
Ahora, cuando nada espero
y todo hálito cesa o es deterioro,
me pregunto cuál cautela habrá de refugiarme,
cuál podrá protegerme del escrutinio,
de los rugidos
o de los resquemores más perdurables.
La que persista,
-me susurra una voz intermitente,
una reverberación púrpura que viene de lejos,
desde más allá de las estrellas conocidas-
cualquiera que albergue lo impalpable y lo enhiesto,
así me dice,
la que pueda posponer llamas
o dibujar indulgencias,
así me dice.
 
Y yo escucho.
 
 
II
Decido, entonces, reaparecer,
pero sólo para abandonar:
escondo mi espada anterior,
cándido fragor de espejo y rebeldía,
ahora azorada e indefensa.
Marco un fuego fragmentario y oculto,
un dócil deseo de adormecimiento
y de la más recóndita emancipación;
reencuentro también la evidencia,
el convenio de sangre y vino,
el pacto de certeza prorrogada:
avidez y deidad en el recuerdo,
renacen vestigios de una plegaria.
 
Concilio así con esa convicción anciana;
quiero intuir un cielo,
una escalera que suba hasta la noche interminable,
un espacio de semejanzas inquebrantables,
éxodo hacia una morada de detención y rogativa.
 
 
III
Por eso decreto una quietud asombrosa y pertinaz
para que drene y rescate
como cualquier invocación de comienzo,
como algo que conjura toda huella
como alguna promesa
de permanecer tenue y eximido de sondeos.
Me dedicaré a desasir la urgencia,
a abjurar de líos,
y a encontrar un amparo hecho de brisa
y de los más inconcebibles resplandores;
deseo abrazar una impavidez que convoque o rinda
y llame una mujer estandarte de lo incólume.
Juro así encontrar un rumoroso aumento,
un escudo de espera y frescor,
una larga paz de búsqueda y escucha
 
Yo llamo: signe ese deseo mi camino
 
 

Alberto Quero
(Foto: cortesía del autor)


 

Alberto Quero. Nació en Maracaibo, Venezuela. Narrador y poeta. Es Licenciado en Letras, Magister en Literatura Venezolana y Doctor en Ciencias Humanas por la Universidad del Zulia. Miembro de la Sociedad Iberoamericana de Escritores, Asociación Venezolana de Semiótica. Ha publicado cinco cuentarios: Dorso (1997), Esfera (1999), Fogaje (2000), Giroscopio (2004) y Aeromancia, (2006). También ha publicado un poemario: Los que vinieron (2013). Ha obtenido los siguientes premios: Mención de honor en la XII Bienal de Literatura “Eduardo Sifontes”(1997), Segundo premio en el concurso estudiantil de poesía de LUZ (1998), Primer premio en el concurso estudiantil de cuentos de La Universidad del Zulia (1999), Primer premio en el concurso de poesía de La Universidad del Zulia (2001), Premio “Andrés Mariño Palacio”, otorgado por la Gobernación del Estado Zulia a escritores noveles (2002), Primer premio en el concurso de poesía “Por una Venezuela literaria”, Editorial Negro Sobre Blanco (2013). Textos suyos han sido recopilados en Los espejos plurales (Poesía, Universidad del Zulia, 2000) y en Cuentos de monte y culebra (Cuento. Universidad de Los Andes, 2004). Ha sido incluido en dos diccionarios de personalidades Diccionario General del Zulia (1999) y en Quiénes escriben en Venezuela (2005).

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Un comentario el “Regresar

  1. Alberto J Quero
    20/08/2018

    Muchas gracias por la oportunidad. Espero seguir colaborando con la revista.

Los comentarios están cerrados.

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Esta entrada fue publicada el 20/08/2018 por en Poesía.
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