Todos estos textos pertenecen a la antología personal: Todos los rostros del pez (Dic, 2020).
Fábula del pensador (fragmentos)
Primer acto
Las conchas son trituradas
por los dedos lentos de la nieve. Abisinia es el punto que sonríe con el
[flashazo de los inocentes.
Muevo el columpio,
mis botas rozan lo frío, reconozco que he perdido…
Frente al mar
nadie se deslumbra con las conchas, ellas se van solas,
ellas no conversan,
ellas nunca nos responden.
Quinto acto
Nácar es la consigna, el soez trastabillón de las analectas, de los sufridos monasterios que se disputan en la noche el último sonido de los pastores. La flauta es un monosílabo brillante, una piedra poderosa, confundida, amoldada dentro de la sutil boca del adormilado que bosteza. Cae la arena, cae el castillo imaginario, se rompen los brazos, las cadenas, los armarios. Alguien escupe. Pasan raudos los arlequines, los arlequines que
se disfrazan de cadetes para confundirnos, los arlequines que no pueden reverenciar otra mentira y se desvanecen ante la palabra, ante la colosal respuesta que dispusieron los primeros, los ausentes que avizoraron la nieve y no saben despedirse.
Pasa la neblina y el sol embiste,
un tibio espesor retoma las esferas.
Vocación, arenilla, dulces olas
(o variante epitelial del décimo acto)
Trae la quietud su prolongado disparo, viene la piedra
y se impulsa,
conspira contra la transparencia,
olas,
columpios amanecidos en la costa.
El resbalar es frágil,
es como el amuleto
del viejo oficial
que escapa y se queda solo,
que muestra su hebilla y se queda solo,
meciéndose, con el pelo acariciado
y la confianza divina de ser sobre la ola.
Aminora la inquietud,
sacude al miedo
y hace girar la masa del revólver…
A lo lejos,
desde la arena,
su amoratada respuesta late informe.
Su muerte pétrea y distante
inunda la playa de finísimos silencios.
La Mafarafa y el circunspecto
Van dando tumbos,
van tristes y minuciosos,
yo no consigo germinarlos…
La reverencia es perpetua,
sudan y sudan de complacencia.
Una bandeja de plata llena de refrigerios –se agitan, se agotan–
un tiempo antes y un tiempo después…
Al final
de nuevo trotes;
agrios
los vigorosos ajustes de la esperanza…
Una piñata,
un jaloneo
y una caja vacía,
una sucia caja vacía de cartón.
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René Rubí Cordoví
(foto: cortesía del autor)
René Rubí Cordoví (La Habana 1966). Premio de Poesía “Luis Rogelio Nogueras”, 2000. Ha publicado los poemarios: Rostro, todos los arpegios (Editorial Extramuros, La Habana, 2001), En el cuerno de caoba (Editorial Unión, La Habana, 2014), La casa por dentro (Editorial Silueta, Miami, 2015), Y Olodumare dijo ashé (Editorial Silueta, Miami, 2017), Apegos del pez rayando (Editorial Casa Vacía, Richmond, 2017) y Todos los rostros del pez (Editorial Casa Vacía, Richmond, 2020). Ahora reside en Texas, Estados Unidos.